"Mediar no es sentarse a tomar un café, hay mucha técnica, herramientas detrás, es más que dialogar", el mediador "trabaja para hacer mejor el mundo". El doctor en Derecho y Ciencias Sociales, profesor universitario y experto en mediación, Franco Conforti, ofrece algunas claves de esta alternativa a la vía judicial, que celebrará su Día Europeo este domingo. Conforti es árbitro en la Asociación Gallega de Arbitraje, Mediación y Equidad, con sede en A Coruña.

-¿Por qué la mediación para resolver conflictos y sortear el juzgado, donde se demora mucho más la solución, ha tardado tanto en implantarse en España?

-No sé porqué se ha demorado tanto. Las directivas europeas establecieron un plazo para el trasvase a la legislación nacional muy amplio, en España se hizo de forma tardía, se aprobó en 2012, aunque en algunas autonomías ya se aplicó en el ámbito familiar en 2007 o 2008.

-¿La dificultad puede tener que ver con el carácter español?

-No, no, los latinos somos muy de conversar, propensos al diálogo, gente muy amigable y abierta, enseguida conectamos con las personas, empatizamos, pero en situaciones normales. Cuando se produce un conflicto, somos muy litigiosos a la hora de resolver, es una característica de nuestro carácter.

-¿Por qué somos así?

-Tiene que ver con nuestra educación: tenemos, primero, a papá y mamá resolviéndonos conflictos; después, a profesores o al tutor, en el cole, el instituto o la universidad. Vamos por la vida con alguien que nos los resuelve, muy pocas personas los solucionan por sí mismas, hay una estructura de paternalismo en nuestra configuración como Estado, por nuestro derecho civil, que nos educa en esa concepción de que siempre alguien nos soluciona el conflicto.

-¿El ciudadano traslada esa figura del padre al juez?

-Sí, sí, incluso cuando se opta por la mediación te dicen: 'Vengo a que usted me resuelva el conflicto'. Lo primero que se debe explicar es que la mediación no conlleva que un tercero impone la solución, ellos tienen que hacerse cargo de resolver sus conflictos. Ahí tenemos un primer encontronazo por estar tan acostumbrados a que una tercera persona, la policía, el juez, decide.

-¿Ese sistema paternalista condiciona tanto la adopción de esta fórmula de mediación que es necesaria una reeducación?

-Creo que sí, no sé si hasta el punto de decir que no se está desarrollando por nuestra idiosincrasia, quizás esto sería exagerado. ¿Cómo reeducar? Desde la escuela, desde Primaria porque los niños no están acostumbrados a resolver sus problemas, está la figura de papá-mamá, maestra...

-¿Se está empezando la casa por el tejado, formando a profesionales como mediadores, pero olvidando esa labor en la escuela?

-No. Tiene razón solo en parte, necesitamos mediadores en las calles para difundir esa alternativa y reeducar en la medida de sus posibilidades, son muy necesarios, son el ejército de la paz, batallan cuerpo a cuerpo, cara a cara, sin ellos no vamos a ninguna parte. En la escuela se viene trabajando hace tiempo, pero la mediación no cala de un día para otro, es un proceso lento.

-¿Cómo reaccionan los niños cuando se les conduce hacia esa posibilidad de resolver el conflicto con su compañero?

-Los niños son más propensos a dialogar porque el nivel educativo es más limitado y, con ello, la idea del tercero que resuelve todo aún no la tienen interiorizada. A mayor nivel educativo, mayor dificultad para aceptar que la solución la tienes tú, que solo tienes que asumir el rol y decir: 'Voy a solucionar esto'. Si a los niños les propones que se sienten a dialogar, responden de forma maravillosa.

-¿Por qué resulta tan difícil encontrar, a veces, la solución?

-En una situación de conflicto, normalmente la gente se bloquea, no logra darse cuenta de los recursos que tiene para salir de él. Es la autoconfusión liderada por uno mismo, un fenómeno descrito por David Bohm, un físico cuántico, es como si se nos nublara la vista, como si tuviéramos una catarata y no viéramos más allá, al empoderar tratamos de limpiar esa catarata.

-¿Hay quien es incapaz de resolver el conflicto sin alguien que interceda?

-Nunca me ha pasado. Con frecuencia, como mediador ves ocho alternativas de solución y los implicados ni una, es el momento en el que debes morderte la lengua porque nunca puedes proponer, no es nuestro rol. Hay diferentes metodologías, algunos sostienen que se puede sugerir de forma soslayada, avalo esto con matices, según el caso y en determinado momento, nunca al inicio, solo debe hacerse cuando tienen interiorizado qué les vincula, cómo trabajar en colaboración para solventar el conflicto...

-Si el mediador no da la solución, solo puede dirigir, ¿cómo logra deshacer la madeja en una situación tan enconada?

-En la negociación, el que se enoja, pierde. Si estás enfadado, nunca debes tomar decisiones porque vas a perder. Está, también, el saber lo que realmente necesitas. En mediación siempre se pregunta para qué quieres lo que pides. En un divorcio, una parte quiere la moto, ¿para qué?, detrás de esa pregunta esta siempre el interés, en este caso, el dinero de la venta, por ejemplo, luego, puede servir el dinero de otro bien. Con una sola pregunta, se empieza a abrir el abanico.

-¿Para que sea más habitable, con menos tensiones?

-Sí, para que sea mejor. El mediador trabaja para cambiar el mundo, los paradigmas, que son un uso, una costumbre, una idea preconcebida de algo. Es legítimo que alguno te diga que trabaja para ganar dinero, pero en realidad la máxima es cambiar el mundo. Que la gente tenga la capacidad de reconocerse enfadada y de sentarse a dialogar, de no acudir de inmediato a la policía, al juzgado...

-El 80% de los conflictos se dice que podrían resolverse con mediación.

-La mediación no sirve para todos los conflictos, no todos tienen que ir a mediación y, aunque el conflicto no se resuelva con esta fórmula, por mi experiencia, las partes lo terminan logrando en la mesa de un bar. Me ha pasado muchas veces.

-¿Y uno se siente frustrado después de tanto trabajo?

-No, porque mi objetivo no es conseguir un acuerdo a toda costa, es el de reeducar, que las partes entiendan que lo que necesitan es dialogar ellos, no a un tercero. Yo no trabajo para el acuerdo.

-Un mediador tiene que ser sensato, paciente..., ¿qué más?

-Generoso, humilde, creativo, simpático, con cierta carga de humor, se necesita mucho, lograr cierto grado de indiferencia frente al conflicto, no le debe mover nada porque no le pertenece ni tiene nada que ver en esa situación, sino, no puedes trabajar. El día que descubras que te estás involucrando, pierdes la objetividad, debes dejarlo.