Un hombre acusado de abusar "de forma muy frecuente" de la hija de su pareja, con la que convivió ocho meses, entre 2010 y 2011, negó los hechos durante el juicio, celebrado ayer en la Audiencia Provincial. El procesado insistió en que su compañera sentimental estaba "siempre en casa", por lo que "nunca" se quedó a solas con la niña ni con sus dos hermanas.

La madre de la menor declaró que "sospechaba" que pasaba "algo", pero insistió en que nunca imaginó que su compañero sentimental abusase de su hija. "Él trabajaba en el Puerto, en las descargas, por la noche, y estaba en casa casi todo el día. Se quedaba solo con las niñas porque yo trabajaba", aseguró la mujer, muy afectada. Además, señaló que el sospechoso tuvo "mucha prisa" en abandonar el domicilio en el que convivían.

El procesado, que fue condenado en 2009 por cometer los mismos hechos con otra menor, justificó así las acusaciones contra él: "O se confunde, o miente, o está influenciada por la madre", espetó a la fiscal. Además, destacó que "no ejercía de padre" con las niñas. La madre de la pequeña tenía constancia de sus antecedentes porque había sido informada por una "exnovia" del imputado.

El Ministerio público reclama que el sospechoso, que está asistido por el letrado penalista José Ramón Sierra, sea condenado a doce años de prisión. La menor contó los hechos a su padre, con el que convive en la actualidad, en enero de 2016. "Fue la primera Navidad que pasamos juntos. Se puso a llorar en su habitación, nos quedamos los dos solos y me habló de esto. Estaba muy mal, angustiada, preocupada, con miedo, lloraba mucho", relató el hombre, quien aseguró que en la actualidad "no tiene miedo".

La terapeuta familiar que trató a la menor sostuvo que es "habitual" que los menores tarden en relatar los episodios de abusos "hasta que se sienten seguros para hacerlo". La especialista subrayó que el testimonio de la pequeña es "creíble" y que a ella le contó los abusos que presuntamente sufrió "con angustia, vergüenza y cierto conflicto de lealtad hacia su madre".

La Fiscalía, además de 12 años de cárcel por cometer un delito continuado de abuso sexual a menor de trece años, demanda al tribunal que lo sentencie a ocho años de libertad vigilada, una vez que salga de prisión, por riesgo de reincidencia, y a la prohibición de comunicarse por cualquier medio con la víctima y aproximarse a menos de 300 metros de ella durante trece años. El imputado, según defendió la fiscal en el juicio, deberá pagarle una indemnización a la víctima de 60.000 euros por el daño moral que le causó. Como es menor, el dinero se depositaría en una cuenta hasta que cumpliese la mayoría de edad.

La Fiscalía asegura en su escrito de calificación que durante los años 2010 y 2011, "de forma muy frecuente, varias veces por semana", el acusado aprovechaba que se quedaba a solas con la niña para abusar sexualmente de ella. El Ministerio público destaca que la víctima le manifestaba su rechazo, pero el imputado siempre conseguía su propósito debido "a la evidente diferencia de edad y fuerzas entre ambos". Como consecuencia de los hechos, la pequeña tuvo episodios de "nerviosismo, miedo, angustia y temor", entre otras secuelas, según la fiscal.