El Ayuntamiento ha iniciado los trámites para demoler las estructuras de los 16 edificios que están a medio construir en la ciudad. La mayoría de los esqueletos de hormigón se levantaron durante el boom inmobiliario y la crisis impidió que albergasen viviendas. El Concello está decidido a eliminarlos, pues "no se adaptan al planeamiento urbanístico actual". Muchos de ellos están cubiertos de óxido, humedades y pintadas, lo que provoca las quejas de los vecinos.

El Gobierno municipal informó ayer de que emitió resolución de caducidad de las licencias de diez de los 16 inmuebles abandonados. En uno de los casos la resolución es firme. El Concello también avanzó que está en trámite el expediente de reposición de la legalidad en el caso de dos estructuras de las diez con licencia caducada. Este trámite lo realizará "próximamente con el resto". En el caso de que los dueños de los edificios incumplan los requisitos, serán sancionados.

De las seis estructuras de hormigón restantes, el Ayuntamiento está tramitando el expediente de caducidad de la licencia de una de ellas, y está pendiente de iniciar el mismo procedimiento con los cinco edificios abandonados restantes. El concejal de Rexeneración Urbana, Xiao Varela, explicó esta semana que las construcciones "deben adaptarse al plan de urbanismo actual", y una de las soluciones habituales es la demolición.

El primer paso para eliminar los esqueletos de hormigón es que el Ayuntamiento declare caducados los permisos urbanísticos concedidos en su día. "Prácticamente la mitad ya tienen la licencia caducada", aseguró Varela, quien admitió que es "más difícil llegar" a los promotores dueños de algunos inmuebles a medio construir que se declararon en suspensión de pagos. Muchos de estos edificios pertenecen al Sareb, conocido como banco malo.

Uno de los que más quejas ha provocado entre los vecinos de la zona es el situado en Vista Alegre, entre la ronda de Nelle y el parque de Santa Margarita. Los residentes en la zona denuncian que el esqueleto del edificio provoca filtraciones de agua y humedades. Los afectados también se quejaron de la presencia de okupas en su interior y de robos en viviendas a las que presuntamente accedieron a través del esqueleto de hormigón abandonado.