Las cuentas de 2018 entrarán en vigor en los próximos días, en cuanto sean publicadas en el Boletín Oficial de la Provincia (BOP), tras ser aprobadas ayer de forma definitiva en el pleno municipal. El PSOE reafirmó el respaldo al proyecto presupuestario que negoció con el Gobierno de Marea a finales del año pasado y que la Corporación apoyó en la votación inicial en diciembre, pero reclamó al Ejecutivo local que haga un "buen uso" del presupuesto "porque la ciudad lo necesita". El PP y el BNG, los dos grupos que presentaron alegaciones en enero, desestimadas por el Gobierno local, votaron en contra.

El presupuesto para este año es de 246,8 millones de euros, un 3,1% que el de 2017, con, entre otras, partidas de 45,6 millones para gasto social, entre ellos casi uno para la renta social, y 58,7 millones para espacios públicos, según recalcó la concejal de Facenda, Eugenia Vieito. Las cuentas de los dos años anteriores entraron en vigor en el sexto mes del ejercicio debido a las discrepancias del Ejecutivo municipal con la oposición en las negociaciones y la cuestión de confianza propuesta por el alcalde vinculada al presupuesto, que retrasaron su aprobación.

El debate de ayer añadió la discusión sobre las alegaciones a la valoración que los grupos dieron de nuevo al proyecto contable. Vieito justificó la desestimación de las reclamaciones porque las modificaciones propuestas por los populares y los nacionalistas no fueron consideradas como "necesarias" y por responder a criterios de "oportunismo" y "discrecionalidad", y acusó al PP de apostar por cambios que dejaban "descuadradas" las cuentas. Los dos grupos criticaron al área de Facenda por dedicar solo 48 horas al estudio de las alegaciones.

El BNG reprochó al Gobierno local que prefiriese "darse prisa" en aprobar el presupuesto a "mejorar" un documento "manifiestamente mejorable", en el que advierte la carencia de mejoras en gran parte de los barrios de la ciudad. La portavoz, Avia Veira, defendió, en efecto, el carácter "de oportunidad política" de las propuestas que incluyó en las reclamaciones porque suponen mejoras para los vecinos en distintos ámbitos, como la movilidad y los servicios sociales.

El grupo popular repitió el discurso "apocalíptico", como lo calificó Vieito, de hace un mes y medio para dibujar un futuro para la ciudad con "más amiguismo, falta de transparencia y abandono de los barrios", del que responsabilizó también al grupo socialista. La portavoz, Rosa Gallego, defendió que sus alegaciones al presupuesto incidían en "las personas, las asociaciones y los barrios".

El PSOE, muy crítico a finales de diciembre cuando dio la aprobación inicial al proyecto, suavizó ayer el diagnóstico sobre las cuentas, justificó su apoyo por "compromiso y responsabilidad política", aclaró que el resto de la oposición no se dirigió a su grupo para proponer enmiendas y apeló al esfuerzo común para que la ciudad recupere su impulso económico. "Ahora la ciudad tiene que pasar al contraataque y volver a ser un motor de la economía. El PSOE va a estar ahí para construir una ciudad así", recalcó el portavoz socialista, José Manuel García, quien instó al Gobierno local a buscar alianzas con la empresa, la industria y el tejido asociativo.