Basta pasear por A Falperra o por Adormideras para toparse con decenas de gatos merodeando en busca de comida. A veces, cuando la encuentran, acaban peleándose. "Estamos en una situación de sobrepoblación de gatos muy grande en ciertas zonas", alerta Catuxa Parga, de Gatuchinhos, una de las cuatro entidades que colabora con el Ayuntamiento en un nuevo programa de control de la población felina de la ciudad.

En zonas como Adormideras hay repartidos en pequeños grupos alrededor de 120 morroños, de los que "siendo muy optimistas el 10% estarán castrados". "Si no se pone un control -continúa Pardo- pronto empezarán a nacer más gatos en una zona donde no pueden vivir tantos". Una sobrepoblación, extendida a A Falperra y en menor medida a Os Rosales y al Barrio de las Flores, que se traduce en sufrimiento para los animales e inconvenientes en forma de insalubridad y ruidos para los vecinos.

Para frenar esta situación, el Ayuntamiento y las entidades animalistas CoruñaGatuna, Micos e Nós, Gatuchinhos y Gatocán han puesto en marcha un programa de gestión de las colonias felinas. Tras la experiencia "positiva" del programa piloto en el Barrio de las Flores, explica la concejal de Medio Ambiente, María García, el proyecto se extenderá ahora a Ciudad Escolar, Oza, Os Rosales-San Pedro de Visma y Monte Alto. "Iniciamos ahora con estas cuatro entidades, pero ya tenemos otras que nos están pidiendo establecer un convenio de colaboración, lo que abordaremos en los próximos meses". El objetivo, añade, es conseguir que los animales "estén en las mejores condiciones sanitarias y a la vez garanticemos una mejor salubridad pública".

Para ello, las asociaciones se encargarán de capturar, esterilizar y volver a soltar a los gatos. El coste de este proceso de castración, que oscila entre 45 y 80 euros por animal, correrá a cargo del Ayuntamiento, quien aportará también las jaulas y los útiles de limpieza de las casetas y los comederos. Los voluntarios, que contarán con un carné para garantizar que solo ellos presten el servicio, se encargarán de capturar a los gatos, trasladarlos al veterinario y alimentarlos regularmente.

Una de las prioridades del programa es evitar la sobrealimentación de los animales y la generación de residuos, para lo cual es fundamental la coordinación entre los propios voluntarios. Nadie mejor que ellos conoce la realidad de las colonias felinas en sus barrios. "Es importante que no vaya gente a mayores a alimentarlos, porque eso es una fuente de problemas para los propios gatos y para los vecinos", concluye García.