La pintura vanguardista de Alberto Datas ya tiene su lugar en el Museo de Belas Artes. Desde la pasada mañana, tres de sus piezas se exponen en el vestíbulo del edificio, a cuya colección se han incorporado de manera permanente gracias a la cesión de su familia. Los trazos del coruñés, fuertemente vinculados a las nuevas tendencias creativas del siglo XX, se presentaron ayer como parte de un homenaje dedicado al décimo aniversario de su muerte, que incluyó un concierto, la proyección de un documental, y un debate sobre su producción artística.

Rosalía, Cabeza y Añoranza Galaica II fueron las protagonistas de la jornada. Las piezas, que el público podrá disfrutar a partir de ahora en la galería de la calle Zalaeta, las escogió el hijo del pintor, Alejandro Datas, con la intención de compartir un fragmento de su extensa trayectoria pictórica con la ciudad que le vio nacer. "La elección de las obras ha sido difícil. Las que están aquí intentan mostrar lo más representativo de la pintura de mi padre", explicó Alejandro Datas en la presentación de los lienzos, que guardan "una especial vinculación con Galicia".

La temática de los tres cuadros se relaciona con la comunidad en la que Datas se inició en el arte, realizando retratos de los trabajadores del puerto coruñés en un estudio de Juan Flórez. Hay en ellas "un homenaje a Rosalía de Castro" y "un himno" a la tierra gallega, de la que tanto el hijo como la viuda del artista, Estrella Medina Castro, aseguran que no se podía separar. "Era su lugar de referencia. Nunca quiso desprenderse de sus raíces, y eso está impregnado en sus pinturas", afirmó Datas sobre el artista, que residió en Madrid durante gran parte de su vida.

Las que se han incorporado a Belas Artes muestran, además de las referencias gallegas, la característica estética de colores y brochazos abstractos del coruñés. Según indicó el crítico de arte Xavier Seoane, Datas pasó de "dibujar clásicos a desdibujarlos", movido por una inquietud artística que le acompañaría hasta el final de sus días, y que le convirtió en un referente para los artistas del grupo Atlántica.

La expresividad y la profundidad eran dos de los aspectos que el pintor buscaba en sus lienzos, que trabajaba hasta bien entrada la noche bajo la luz artificial de un foco. Cuenta su viuda que quería captar "no solo el retrato físico", sino también "profundizar en aquello que no se veía", para lo que visitó los museos del continente en busca de inspiración. "Recorrimos casi toda Europa", recordó Castro, que señaló al suizo Giacometti como uno de los grandes descubrimientos del pintor. Su innovación y su solidez a la hora de afrontar su trabajo fueron, indicó Seoane, los motivos de su "lenta eclosión como artista". Datas no daba "un paso que no fuera firme" y declinaba "los circuitos de moda" en pos de sus propios proyectos. "Eso no levantó su proyección, pero garantizó que su obra fuera muy potente", comentó el crítico, que definió las tres piezas expuestas como lienzos "de mucha demora visual" en los que hay "una riqueza increíble de signos, colores y dibujos".

En las formas que plasma en sus pinturas, Seoane ve también "un retrato de la sociedad" del autor de "una de las obras pictóricas más importantes que se han hecho en Galicia", y que todavía no ha obtenido todo el reconocimiento que merece. "La pedagogía social va detrás, pero el arte siempre llega a la sociedad, y no dudo de que este será el caso de Datas", aseguró el especialista, que coincidía así con las reflexiones del secretario xeral de Cultura.

Durante el acto, Anxo Lorenzo señaló la importancia de "darle el lugar adecuado en la historia del arte gallego a aquellos que se van". Recordó que las piezas del artista se integrará en la colección permanente del museo -adonde pasará a partir del 25 de febrero, cuando abandonen su lugar en el vestíbulo- y anunció que la obra de Datas volverá a exponerse el mes que viene en la Ciudad de la Cultura, como parte de una exposición colectiva en la participarán 180 artistas.