"Hacen falta más referentes de mujeres en la ciencia y acabar con la brecha salarial". Con estas dos ideas, Gabriela Mojón, estudiante de 24 años del grado de Enfermería, resumió el estado actual de la ciencia y los motivos que alejan cada año a más alumnas de los estudios científicos: a finales de los 80, el 30% de todos los alumnos matriculados en las facultades de Informática eran mujeres, hoy esta cifra apenas alcanza el 12%.

Dar la vuelta a esta realidad pasa por la educación. Por eso, en el instituto Agra do Orzán organizaron ayer una charla con media docena de exalumnas del centro matriculadas este curso en estudios de ciencia. Su testimonio es un ejemplo para animar a las más jóvenes a encontrar también su sitio en la carrera científica.

Desde que conoció el laboratorio del instituto, Lia Jove, estudiante de tercero del grado simultáneo en Química y Biología de la Universidade da Coruña (UDC), estaba segura de que ese era el camino que quería seguir. "Yo siempre supe que quería investigar, tratar la medicina desde el otro lado". No es lo habitual, interviene María José Mosquera, una de las profesoras que coordina esta charla. Tras más de treinta años de docencia, Mosquera asegura que la mayor dificultad para las mujeres es "saber lo que quieren". Porque capacidad les sobra. "En los institutos habitualmente las mejores notas son las de las alumnas".

¿Por qué siendo tan brillantes o más que los hombres son tan pocas las mujeres que toman el camino de la ciencia? Docentes y estudiantes coinciden en la razones: la falta de referentes y la brecha salarial.

Libros, películas y toda el sistema cultural resalta el papel de científicos como Isaac Newton, Stephen Hawking y Santiago Ramón y Cajal, pero obvia la trayectoria de Bárbara McClintock, Rosalind Franklin y la gallega Ángeles Alvariño. Personajes históricos que de ser llevados al imaginario colectivo despertarían muchas vocaciones científicas entre las jóvenes. Actualmente, el 38% de los chicos optan por estudiar carreras de ciencia, ingeniería, matemáticas o arquitectura, mientras que sólo lo hacen el 15% de las alumnas.

Al silencio de la historia hay que sumar el olvido al que son sometidas a diario muchas profesionales. "La baja presencia femenina en puestos superiores de la carrera científica no es simplemente una consecuencia de la tardía incorporación de la mujer a este ámbito. En la actualidad las mujeres siguen encontrando más problemas para promocionar. La crisis económica ha aumentado la desigualdad en el acceso a plazas de personal científico funcionario", denuncia la Iniciativa 11 de Febrero en favor de la igualdad de género.

"Lo que es terrible", añade Mojón, es la brecha salarial. El hecho de que con la misma preparación y experiencia los sueldos de hombres y mujeres sean distintos levanta ampollas. Desmotiva. Tres años después de concluir sus estudios de especialización, un hombre cobra en Galicia 1.342,06 euros. Una mujer 1.114,55 euros. 228 euros de injusticia.

Detrás de todo, de la discriminación histórica, del techo de cristal y de la brecha salarial, se esconde "la sociedad", sentencia la profesora María José Mosquera. La forma de entender el mundo desde hace siglos. La misma que alienta la presencia de mujeres como enfermeras, pero retrae su presencia en otros campos de la ciencia. Ejemplos como los de Lia Jove o Gabriela Mojón son el principio del cambio.