San Mamede recobró ayer el bullicio de un Carnaval olvidado, un Entroido "perdido" en los sesenta a causa de la despoblación de esta pequeña aldea de Paderne y de las amenazas de excomunión de un párroco con ojeriza a Don Carnal.

Como si las manecillas del reloj hubiesen retrocedido a las 12.00 horas de febrero de 1961, el entorno de la ermita de San Xulián era ayer al mediodía un hervidero de máscaras, vixigueiros, bonitos y carolos... Un vistoso y colorista espectáculo recreado gracias a las instantáneas en blanco y negro, a los testimonios de abuelos y abuelas del pueblo y a los tesoros a resguardo en baúles y arcones.

Y es que el Carnaval de San Mamede no estaba olvidado, solo perdido en los faiados de una aldea que desempolvó los mantones de manila o cachemir, las chocas, las vistosas cintas de colores y los sombreros para revivir este Carnaval asombroso. Único.

La recuperación de esta tradicional fiesta comenzó en 2016, a raíz de un trabajo de la escuela. La curiosidad de un niño, el empeño de una madre y la ayuda de un grupo de vecinos consiguió resucitar esta fiesta. La colaboración de la asociación coruñesa Son D'aquí permitió rescatar el pasado año la Muñeira Cruzada de San Mamede. Y ayer nadie quiso perderse el baile.

San Mamede recuperó este año otro trocito de historia: los carolos. Y dio un paso más en la revisión de este insólito Carnaval, que se ha consolidado como uno de los más peculiares de la comarca y del que solo Policarpo sale escarmentado.