La catalana Mercedes Monmany visita hoy a las 20.00 horas la librería Arenas para presentar su libro Ya sabes que volveré, en el que repasa la vida de tres escritoras que murieron en el campo de concentración de Auschwitz. Siempre le llamó la atención el holocausto y los textos que se conservan de aquel momento, pero creyó que todavía no se "había profundizado" sobre los "muchos talentos del futuro que allí mataron". Está convencida de que "alguien tiene que tomar la palabra" para que las atrocidades de los nazis nunca se olviden. Con esta publicación pone su granito de arena.

- ¿Qué le llevó a escribir sobre el holocausto?

-Son muchos años de lectura. Además, siempre fue un tema que me interesó mucho. Aunque España no participó en ninguna de las Guerras Mundiales y aquí no hubo ningún campo de concentración, parte de mi familia es francesa y me contó cosas de aquello y relatos.

- ¿Cuándo decidió plasmar la vida de estas tres escritoras?

-Acudí a unas conferencias de la Fundación Toledo sobre campos de concentración. Ahí me di cuenta de que tres de mis escritoras preferidas habían muerto en Auschwitz. Eso me animó a hacer el libro, que quería dedicarlo sobre todo a intelectuales en campos de concentración. Sé que hay otros muchos, pero Auschwitz es el campo símbolo, hasta los escolares lo conocen y saben lo que allí ocurrió. Quería hablar de este tema, de los muchos talentos del futuro que allí mataron. Creo que es algo en lo que todavía no se había profundizado.

- ¿Qué descubrirá el lector en su obra?

-Nombres, quizá algunos que hayan sonado un poco más como Irène Némirovsky. Mi intención no era hacer un libro para especialistas o investigadores sino una narración. Yo hablo de muchos escritores. A veces me preguntan por qué tanto nombres y esto siempre me lleva a citar a Primo Levi que decía que "mi obra está firmada por mí pero es sobre todo una obra colectiva, que representa a otras muchas voces". El género del holocausto, que no tenía que haber existido pero existe, ha dado muchísima bibliografía. Así, el plan diabólico de los nazis fracasó porque querían ocultar las fechorías. Pero no, los supervivientes se impusieron como una misión hablar de lo ocurrido.

- Aunque cada uno eligió su momento.

-Sí. Hubo algunos, como Levi, que lo contaron inmediatamente. Nada más llegar del campo, estaba como poseído por la necesidad de escribir. Pero otros tardaron más tiempo. Como una mujer, de la que escribo en el libro, que es profesora de literatura alemana en Estados Unidos que tardó 50 años en poner por escrito lo que había sido sus recuerdos de niña y adolescente en varios campos de concentración con su madre. Fue en un viaje a Alemania, con sus alumnos, cuando decidió escribirlo. También los que fueron asesinados dejaron sus cartas o diarios.

- ¿Qué cree usted que se buscaba al dejar por escrito todas esas atrocidades?

-Era su forma de defender el sentido de la dignidad humana. Era gente que no tenía armas pero sí resistencia interior, de no derrumbarse. El proyecto nazi había querido deshumanizar a los judíos, como si fueran insectos, para llevarlos después al matadero. Pero ellos con sus cartas y relatos le hablaban al futuro, explicando que no había que dejarse vencer. Había un niño de 15 años de Praga que en su diario decía que no tenían que dejarse por vencer ni por el odio ni por la inactividad. Es increíble que escribiese eso con su edad.

- ¿La sensibilidad es clave a la hora de escribir libros como Ya sabes que volveré ?

-Claro. Es el acercamiento al sufrimiento humano. No hace falta pertenecer a una religión en concreto, es el instinto humano. Hay ciertos principios que no permiten ser debatidos como la tolerancia, el respeto por los otros y los derechos que todo ser humano posee. Estas son experiencias extremas pero que nos tienen que hacer reflexionar de lo que peligroso que es perder progresivamente estas libertades, como hicieron los nazis.

- ¿La inspiración la encuentra en sus viajes por Europa?

-Sí. Por ejemplo, ahora iré a Polonia ocho días y allí es fácil encontrar a nietos de aquellos asesinados que de su familia mataron a 70 personas. Yo soy muy europeísta y creo que esto forma parte de nuestra cultura. Y es una parte que ya no podremos evitar nunca, eso ha existido. Me considero una divulgadora de temas europeos y el holocausto es uno de ellos. Además, los viajes los recomiendo para ir conociendo otros países y otros procesos históricos.

- ¿Es importante seguir escribiendo sobre el holocausto para que no caiga en el olvido?

-Claro, hay que mantenerlo en la memoria. Ahora mismo, por ejemplo, hay una exposición de Auschwitz en Madrid. Sé que hay países como España que no tuvieron campos de concentración pero hay que tenerlo presente. Es una advertencia. Todos estos escritores que cito en el libro estaban hablándole al futuro. Y el futuro ya ha llegado, somos nosotros. Es un deber mantener la memoria generación tras generación. Cuando fallecen los testigos, que ahora quedan muy pocos, alguien tiene que tomar la palabra.