Una etiqueta verde ya no siempre es garantía de respeto medioambiental. En ocasiones se recurre al barniz verde para conseguir una mejor percepción por parte del consumidor y aumentar las ventas de determinados productos, dejando de lado el verdadero significado de la producción ecológica. Juan Bello, arquitecto técnico y profesor de Edificación y Obra Civil en el Centro Integrado de Formación Profesional de Someso reivindica una forma de construir en la que primen los materiales naturales obtenidos en proximidad en las jornadas de bioconstrucción que se desarrollan en la Universidade da Coruña hasta el 7 de marzo.

- ¿De qué hablamos cuando hablamos de bioconstrucción?

-La bioconstrucción la definimos como una manera de construir respetando la vida, la de las personas, la del medio ambiente y la del planeta. Se trata de hacer casas sanas y ecológicas. Ambos conceptos deben de ir juntos, porque si sólo hablamos de ecología se puede hacer una interpretación orientada en función de los intereses de cada cual. En ocasiones nos hablan de que una construcción es ecológica porque es altamente eficiente a nivel energético, porque está muy bien aislada y no pierde calor, pero si el aislamiento empleado se va degradando e impregnando el ambiente de compuestos tóxicos la parte de salud cojea.

- ¿Se trata de ir un paso más allá en nuestro compromiso con una construcción respetuosa con el medio ambiente?

-Estamos viendo cómo el término ecológico se acomoda según interesa. Hay productos a los que se le coloca una etiqueta ecológica porque son reciclables, pero en ocasiones eso solo se produce en la misma fábrica y no en situaciones cotidianas al no existir un circuito de reciclaje real de ese producto.

- ¿Por ejemplo?

-El PVC. Las características técnicas que ponen los fabricantes en la publicidad, sin duda, son ciertas: es un plástico reciclable, de bajo consumo energético en su producción, que ofrece una alta eficiencia energética en ventanas... pero no se habla del cloro que lleva en su formulación y de los serios problemas ambientales y de salud que puede acarrear si se libera al medio ambiente en cualquiera de las fases del ciclo de vida de este plástico tan común, tal y como lleva denunciando Greenpeace desde hace años.

- ¿La etiqueta verde no supone ya una garantía de respeto medioambiental?

-No me gustan las generalizaciones, pero la sociedad ha de acostumbrarse a raspar esa pintura verde que en muchos sectores se aplica a los productos para que tengan apariencia de ecológico. Por ejemplo, usar bambú de producción ecológica procedente de China. Si hay 20.000 kilómetros de recorrido en el transporte, la ecología se va a quedar por el camino. La salud del planeta tiene mucho que ver con el transporte de las mercancías.

- ¿Y cómo garantizamos que la construcción que queremos realizar es respetuosa con el medio ambiente y la salud?

-Procurando emplear materiales lo más naturales posibles y de producción cercana. Esto nos permitirá hacer un seguimiento más fácil del producto. Si hoy vas a una empresa a comprar la piedra para la encimera de una cocina, te encontrarás una amplia oferta, desde granito de Porriño hasta mármol blanco de Andalucía o de la India. Lo que pasa es que para que el producto de la India tenga un precio competitivo aquí es porque, en muchas ocasiones, el sistema de producción allí roza la esclavitud.

- ¿También hay que tener en cuenta lo que ocurre cuando termina el ciclo vital de la construcción?

-Sí, por ejemplo, entre las actividades programadas en estas jornadas se incluye una visita al CIFP Someso para conocer una construcción conocida como A Vieira que está realizada fundamentalmente con madera, alpacas de paja y barro, materiales naturales que cuando dejen de tener su función constructiva se integrarán fácilmente en el medio natural sin generar impactos perjudiciales. No podemos hablar igual del fibrocemento, que fue una solución muy práctica en el momento de la construcción, pero hoy necesitamos de técnicos especializados para desmontar las cubiertas por lo altamente peligroso que el amianto con el que están hechas.

- ¿Estos productos naturales pueden ofrecer el mismo resultado que materiales tradicionales?

-Todos los materiales tienen sus pros y sus contras, hay que conocerlos bien para tomar las decisiones más adecuadas. La propuesta de la bioconstrucción es que hay que mantener las mismas exigencias técnicas, pero implementando criterios de respeto a la salud y al medio ambiente. En el caso de A Vieira, el uso de estos materiales, asociados al diseño bioclimático y a la orientación adecuada permite concluir que no precisa de calefacción en invierno, ni aire acondicionado en verano, ni deshumidificador.

- ¿Tenemos también una responsabilidad nosotros como consumidores?

-Cada uno tenemos una parte de responsabilidad para que este planeta sea viable para nuestros hijos. La bioconstrucción es hacer casas sanas y ecológicas sí, pero hay otra bioconstrucción, la de hacer cosas sanas y ecológicas: en nuestro trabajo nadie mejor que nosotros conoce cómo podemos aplicar criterios de salud y ecología.

- ¿Se trata de llevar la bioconstrucción a todos los ámbitos de la vida?

-Claro. Todos nos lavamos los dientes por mañana. Si cerramos el grifo o no mientras lo hacemos implica una gran diferencia con respeto al uso de un bien vital como es el agua. Moverse en la ciudad: bus, taxi, coche, moto, bici o a pie, pero el impacto es absolutamente diferente. Decidir conscientemente permitirá aplicar salud y ecología.