Que nos dé el alto una agente de la Policía Local es algo cada vez más frecuente, pero menos de lo que debería. "Seguimos siendo muy pocas. No llegamos ni a una séptima parte de la plantilla", se lamenta Susana Catalán. En concreto, de 354 agentes solo 44 son mujeres. Más preocupantes es aún la situación entre los mandos. En A Coruña solo hay cinco oficiales -la escala inmediatamente superior a la de Policía- y una inspectora principal. "Nos está costando mucho demostrar que podemos tener puestos de mando", señala Catalán.

¿Por qué? Por un cúmulo de factores entre los que la agente destaca "la mentalidad adquirida por la educación de tantos años". Pese a que cada vez son más los hombres que se involucran en el cuidado de los hijos, la carga familiar sigue correspondiendo mayoritariamente a las mujeres. "Normalmente seguimos asumiendo los roles que hemos asumido siempre", sentencia Catalán. Hijos, casa y familia, responsabilidades que "acaban restando tiempo" a las mujeres. "Aunque no hay las barreras que puede haber en las empresas privadas, la necesidad de compatibilizar vida personal y laboral hace que las mujeres se planteen menos preparar una oposición para ascender ".

Lo más preocupante para Catalán no es que haya pocas mujeres en los mandos policiales, es que "siguen presentándose pocas" a la carrera policial.

¿Por qué? Hace años por las exigencias físicas. Actualmente porque parte de la sociedad es reacia todavía a imaginar a una mujer portando armas o resolviendo situaciones hostiles. "Tenemos fuerza y carácter de sobra para asumir esos riesgos, pero la percepción social hace que sigamos manteniendo ciertos roles", señala la agente.

El objetivo es que poco a poco, siguiendo ejemplos como el de Susana Catalán, más mujeres opten por desarrollarse profesionalmente como policías. Una vez dentro del cuerpo "somos uno más. No hay diferencia con los compañeros", asegura.