A Yasmin Diab le gusta llevar la contraria. Si la de Informática es la facultad con menor porcentaje de mujeres de la Universidade da Coruña (UDC), ella no dudó en matricularse. "Por vocación, porque yo desde el instituto tenía claro que quería estudiar Ingeniería Informática". Si al llegar a una empresa sus compañeros dudaban de que pudiera hacerlo tan bien como ellos, Yasmin se empeñó en demostrar que lo suyo era también la programación.

Su último desafío es el de ser emprendedora. Un reto todavía más complicado: una mujer al frente de un mundo de hombres. "Como autónoma es más complicado", confiesa. "Cuando eres empleada y entras como programadora en una empresa tus compañeros no esperan que una mujer técnicamente sepa como ellos, pero con el tiempo te van conociendo y te acaban respetando profesionalmente". Una de las dificultades como asalariada es mantener la distancia. "Las mujeres y los jefes intentan mantener la distancia por el qué dirán. No puedes tener el mismo nivel de colegueo que tiene un compañero, por desgracia", explica.

Nada comparable con lo que sintió cuando decidió poner en marcha su propio proyecto. "Entonces es cuando los problemas para las mujeres se ven más", recuerda. "Comentarios que no les hacen a los hombres", clientes que le lanzaron piropos; otros que en las reuniones contestaban a sus compañeros aunque fuese ella quien hubiese formulado la pregunta y que solo se dirigían a ella "para hacer una broma". "Creen que soy la secretaria o la diseñadora pero no la informática", comenta. En el sector, sentencia la joven, "toman más en serio al hombre que a la mujer. Creen que va a saber más". "Como mujer te obligan a demostrar más".

Un sesgo de género enraizado en la construcción cultural occidental. "Es la educación que recibimos lo que nos lleva a pensar eso. Cuando los niños son pequeños se ven muchas menos diferencias, les interesan las mismas cosas, pero cuando vamos creciendo es cuando se produce esta diferenciación. Tengo claro que es por lo que ven en la televisión, por lo que les dicen sus padres", asegura la ingeniera coruñesa.

¿Cómo va una a mujer a optar por la informática si en el imaginario colectivo esta es una tarea reservada a hombres frikis a los que les gustan las matemáticas? Estereotipos de género que nacen de la educación recibida y que se traducen en que "a pocas mujeres les interese" adentrarse en un mundo como el de la informática, afirma Diab. No por capacidad, sino porque ni siquiera se imaginan un futuro entre ordenadores. Aunque pudiera ser un gran futuro.