La concesionaria del vertedero de Nostián, Albada, sopesa apostar por la vía judicial para resolver la incógnita de sobre quién recae la responsabilidad del sellado ya que el Concello defiende que la actuación depende de la compañía pero esta se niega desde hace tres años. La Xunta instó, con una sanción de 60.000 euros, a la empresa a cerrar dos de los tres depósitos de rechazos de la planta de residuos.

El enfrentamiento entre la empresa y la administración local se remonta a la concesión de la autorización ambiental integrada en julio de 2015. La Xunta señaló entonces que el Concello, como titular de la instalación, tenía que ejecutar en el plazo de un año el sellado del vertedero. El Gobierno local recurrió y la Consellería de Medio Ambiente estableció que debía ser la concesionaria la responsable de las obrasConsellería de Medio Ambienteconcesionaria . "Esperamos que Albada cumpla con su obligación y selle el vertedero", declaró ayer el alcalde, Xulio Ferreiro.

Fuentes municipales apuntan que "el contrato" existente entre la concesionaria y el Ayuntamiento "se interpreta de diferentes maneras por las dos partes". En sus alegaciones previas, Albada ha defendido que solicitó "numerosas veces" al Concello que aprobase el proyecto de sellado como requisito previo para empezar la obra, pero no obtuvo respuesta. El Gobierno local replicó que con ese requerimiento, la compañía pretendía que fuera el Ayuntamiento el encargado del cierre.

La empresa ha eludido hacer una declaración acerca de si presentará un recurso de reposición ante la Consellería, aunque fuentes cercanas revelan que "la vía judicial será quien dé o quite razón" a una u otra parte.

No es la primera vez que Albada escoge este camino. Un juez desestimó el año pasado la reclamación de la concesionaria para que el Concello le entregase 32,5 millones de euros y solo admitió que se le abonasen 4,6 millones como compensación por la construcción de uno de los vertederos existentes en la planta. La sentencia negaba que los problemas padecidos por las instalaciones fuesen responsabilidad del Concello, sino que los atribuía por el mal diseño de la planta y las previsiones erróneas sobre el volumen de rechazos que recibiría.