Una usuaria del bus urbano se subió ayer en su parada pensando que, en su tarjeta, quedaba todavía crédito. No era así, cuando quiso pagar en efectivo, vio que solo tenía un billete de veinte euros, algo que, dentro del transporte urbano no tiene mucha validez, ya que los conductores solo pueden cobrar con monedas o con billetes de cinco euros. Para que la usuaria pudiese viajar sin tener que pedir ayuda a los demás pasajeros, el conductor le propuso que se subiese y que, en la siguiente parada, bajase para conseguir cambio, con el compromiso de que no se movería hasta que ella llegase. Y así fue.