Una mujer aceptó ayer ser condenada a un año y ocho meses de cárcel por maltratar a su marido de forma habitual. La Fiscalía demandaba que fuese sentenciada a cuatro años y medio de prisión, pero finalmente llegó a un acuerdo con la defensa sobre la pena. La procesada reconoció que se presentaba en la nave en la que trabajaba su compañero sentimental, lo buscaba y le exigía que le entregase todos los objetos de ella que tuviese en su coche. La víctima le respondía que no tenía nada, ante lo que cogía un extintor para golpear el cristal del automóvil. Después, propinaba puñetazos al turismo. "La cosa no quedaba ahí y se repetían episodios violentos de este tipo por parte de la acusada", describe el fiscal en su escrito de calificación, con el que se mostró conforme la imputada.

La sospechosa admitió ante el juez que sobre las tres de la tarde del 5 de febrero de 2017, en el domicilio familiar, situado en el barrio de O Birloque, cogió un servilletero de madera y agredió con él en la frente al denunciante. Dos días más tarde, el 7 de febrero del año pasado, cuando ambos regresaban a la vivienda que compartían, comenzó a gritar en el coche durante una discusión y a exigir a su marido que detuviese el vehículo en una gasolinera. El afectado paró en la estación de servicio de la calle Joaquín Planells, donde la procesada llenó de gasolina una botella de limpiaparabrisas, al tiempo que le advertía: "Te voy a quemar los coches".

Al llegar al domicilio de O Birloque, "lejos de deponer en su actitud", comenzó a propinar patadas, bofetadas y arañazos a la víctima, a la que llegó a morderle en el dedo meñique de la mano derecha. El perjudicado precisó asistencia médica y tardó en curar de las heridas 17 días, ninguno de los cuales estuvo incapacitado para realizar sus tareas habituales. El denunciante renunció durante el procedimiento judicial a cualquier indemnización que pudiera corresponderle por estos hechos. La Fiscalía le imputaba a la sospechosa un delito leve de coacciones de género, otro de maltrato habitual, otro leve de amenazas y dos de maltrato no habitual. El juez, además de las penas de prisión, le impuso a la condenada la prohibición de comunicarse por cualquier medio o aproximarse a su marido durante un periodo de diez años.