Miguel, Beatriz y Martín son placeros recién llegados al mercado de Monte Alto. Los tres abrieron sus negocios este mismo mes. Sus puestos ofrecen aceites, herboristería dietética y quesos y cervezas coruñesas artesanales, respectivamente, productos que se salen de lo habitual en un mercado. Había plazas vacantes en Monte Alto, solicitaron ocuparlas al Concello y se trasladaron. Ahora quedan cinco puestos cerrados y hay 29 abiertos, contando las tiendas del exterior del edificio que dan a la calle Forcarei. "Soy del barrio y me gusta vivir aquí, quise venir al mercado porque creo que tiene mucho potencial", opina Martín.

En un corrillo, los tres proponen iniciativas para reactivar la dinámica de su mercado: ampliar los horarios para abrir por las tardes, organizar catas y actividades para "consumir lo que se compra u ofrecer productos de aperitivo". "No podemos quedarnos atrás, los comerciantes tenemos que adaptarnos a nuestra clientela y tenemos que atraer a gente joven, a otras generaciones", coinciden.

Algunas propuestas dinamizadoras han pasado ya por el mercado de Monte Alto: concurso de cocina, talleres para niños, sorteo de productos; se han organizado en sábado, cuando los menores atraen a sus padres el único día de la semana en el que pueden hacer la compra con calma, o en fechas señaladas. "Pero estas actividades funcionan bien solo esos días en que se han organizado porque en este mercado la mayor parte de los clientes es gente mayor, los clientes de siempre", admite Jesús Maroño Mañá, el presidente de los placeros desde hace cinco años.

El mercado se inauguró en 1986, prácticamente al mismo tiempo que la plaza de Monte Alto, y desde entonces apenas ha habido mejoras en el lugar; un hipermercado se instaló bajo los puestos, competencia que, con los años, ha arrebatado clientes y también ha cambiado el perfil de los que son fieles al comercio tradicional. Ahora los placeros tienen esperanzas en la reforma anunciada por el Ayuntamiento en la plaza y su entorno, un proyecto definido a través de un concurso de ideas hace casi un año y cuya ejecución todavía no arranca.

"Esperemos que la reforma dé otra vida al mercado, que lo visualice desde la avenida de Hércules con la entrada abierta y el acceso acristalado, y con la escuela infantil en otro lado y otros servicios", confía Maroño.