Un joven de 23 años se declaró culpable de un delito de violencia psíquica habitual hacia sus padres, por el que la jueza le impuso seis meses de cárcel, la prohibición de aproximarse a menos de 300 metros de sus padres y de comunicarse con ellos durante un año y la privación del derecho a la tenencia y porte de armas durante 51 meses. La magistrada tuvo en cuenta la atenuante de drogadicción y aceptó suspender la pena de prisión durante dos años, condicionada a que en ese periodo no delinca y se someta a un tratamiento de deshabituación de su consumo de drogas en un centro homologado, sin abandonarlo hasta su finalización.

El imputado, que es adicto al consumo de cocaína, cannabis y benzodiacepinas, residía con sus padres en un piso de A Coruña. "Debido a que no querían seguir subvencionándole sus hábitos tóxicos y a que no le permitían salir del domicilio por consejo de los responsables del programa de deshabituación del consumo de drogas que seguía, les dirigió frases con inequívoco contenido intimidatorio para doblegar dicha negativa", relata la juez, quien especifica que les dijo: "Vais a acabar muertos", "yo voy a acabar mal, pero vosotros también". El 18 de febrero intentó acceder a la casa de sus padres, pero se lo impidieron, y aporreó puertas de vecinos.