- ¿Qué significa para la institución cumplir cien años?

-Es una manifestación de reconocimiento de la sociedad coruñesa a la labor centenaria de la Real Institución. No olvidemos que nace gracias a la caridad de los ciudadanos coruñeses, allá por el año 1918. Más tarde, cerca de 1960, el patronato se hace cargo y hay apoyos como el caso de la Fundación Barrié y de otras entidades. La tercera fase es la de consolidación, que se ve fortalecida por la apuesta firme y definitiva de la Fundación Amancio Ortega. Ortega personalizó, junto a su esposa, Flora Pérez, el donar las instalaciones, que suponen un orgullo para A Coruña y no tienen parangón en la geografía española.

- ¿Cómo ha cambiado la entidad la donación de la Fundación Amancio Ortega?

-Ha significado muchísimo para la institución, ha permitido casi doblar las prestaciones de servicios sociales, ha situado a A Coruña como ejemplo de dignidad en el tratamiento de las personas, tanto a nivel de albergue, como en el cuidado de las personas de tercera edad y en la escuela infantil. Por el nivel de las instalaciones, las tenemos todas colapsadas. También por la categoría profesional de nuestros trabajadores.

- ¿Cuántas plazas ofertas y cuál es la demanda?

-En el tema de la escuela infantil, generalmente, convocamos 39 plazas y quedan fuera alrededor de 120-130 niños. Al estar dentro de la red municipal, se reubican en distintas escuelas infantiles de la ciudad. En la residencia de la tercera edad, que 40 plazas están concertadas con la Xunta, tenemos una lista de espera que ya está cerca de las 600 personas; y, en el albergue de transeúntes, con sus tres centros de actuación, están los servicios colapsados. Al menos dentro del ámbito de la programación de actos, se está evitando que más de cien personas anden deambulando por la ciudad. Hay una cuarta actividad, recogida, tratamiento y reciclaje de ropa, gracias a la que hemos conseguido que diez personas en régimen de exclusión social trabajen en Padre Rubinos.

- ¿La crisis ha provocado un aumento de usuarios?

-Hemos notado un crecimiento de usuarios, también en servicios. Las necesidades son muy heterogéneas. Padre Rubinos decía que aquel Refugio de la Caridad era de gran servicio, que estaba abierto día y noche para todos, sin más documentos que la indigencia y la necesidad. Esta es la filosofía de padre Rubinos, que llega a los problemas de la gente y los resuelve, siempre justificando esa necesidad. Cuando tenemos que hacer algún pago lo hacemos al creedor directamente.

- ¿Cuál es su perfil?

-Es diverso porque los problemas son muy heterogéneos, hay incluso gente joven que pierde sus puestos de trabajo y que tienen un conocimiento muy específico, por lo que a través de programas, conseguimos que amplíen su formación a distintos ámbitos sectoriales. Diversificamos los conocimientos para que puedan encontrar trabajo. Puedo confirmar que en 207 alrededor de 12 personas encontraron un puesto de trabajo gracias a estos cursos. La edad media de nuestros usuarios está de 40 hacia delante. También contamos con el centro de atención continuada, para personas con problemas de adicción, que cuesta mucho más insertarlas en la vida social y laboral. Es la parte más difícil.

- ¿Cómo ha evolucionado la institución?

-Hay que recordar que estábamos en la Primera Guerra Mundial y, después, en la Segunda. Es curioso porque en esa época el constitucionalismo alemán ya marcaba la idea del estado social democrático de derecho. Poco a poco hay que reconocer que el patronato de la caridad había prestado un servicio esencial a la sociedad coruñesa. En el año veinte ya fue reconocida como una asociación de fines sociales y, años después, el patronato ya fue reconocido como entidad benéfica capaz de evitar la mendicidad callejera. En 1960 decayó hasta que toma las riendas Padre Rubinos y así llegamos hasta nuestros días. Hay desigualdades, pero hay que reconocer que también hay mayores aportaciones de los entes públicos. Vamos mitigando ese tipo de problemas heterogéneos de la vida de las personas.

- ¿Cuáles son los principales necesidades de los usuarios?

-Hay un departamento de acción social en el que recogen las demandas, que son diversas y variables. Hay que acreditar y justificar esa necesidad. Hay casos singulares, como una persona que nos vino a pedir unas gafas, personas usuarias del albergue que piden ayudas para el dentista o para niños menores para vestimenta, para todo lo que afecta a la vida existencial de las personas. Padre Rubinos tiene un centro de día, las personas hacen uso de los servicios de alimentación, un equipo de fútbol sala, recreativos, radio... Parte de la vida normalizada de cualquier persona la tienen los usuarios de Padre Rubinos. Hay cariño, empatía y armonía entre los usuarios y el equipo profesional del albergue.