Sería muy deseable que la Asociación Wagmeriana realizase más actividades porque en estos últimos tiempos ha estado poco menos que desaparecida. El concierto matinal del sábado ha tenido un nivel estimable y ha gustado mucho a los asiduos a este tipo de estos actos musicales que se realizan en el Museo. El programa era muy interesante con una primera parte dedicada a dos amigos de Wagner (Wolf y Lisz; éste incluso con relación familiar -fue su suegro-). Y en la segunda, los Wesendonk Lieder y dos fragmentos de Parsifal (uno de ellos, para piano solo). Tal vez no estaría mal que el próximo concierto de la Wageneriana tuviese como lema Wagner y sus enemigos, ya que, como suele decirse, la calidad de éstos define la categoría del compositor. Y en este caso son de altura: Brahms, Debussy y Stravinski, por citar sólo unos pocos y muy grandes. Por lo demás, el concierto mantuvo un nivel correcto teniendo en cuenta la notable dificultad vocal e instrumental que plantea esta música. La cantante, Pilar Vázquez, es realmente una dramática y en consecuencia voz muy adecuada para traducir a muchos personajes wagnerianos. Emite bien, frasea bien y en algunos momentos puntuales (por ejemplo, Schmerzen, de los Wesendonk Lieder) luce un brillante registro agudo. Tan solo un cierto trémolo en el centro de la voz afea algunos pasajes. Las voces grandes y de acentuado carácter dramático han de luchar con ese problema. La pianista Elena Rapado estuvo más acertada en el acompañamiento de la cantante que en los dos fragmentos a solo de Tanhäuser y de Parsifal. Hubo muchos aplausos y se bisó Schmerzen.