Los 807.000 euros recaudados el año pasado por licencias urbanísticas suponen una recuperación de los ingresos municipales por este concepto, ya que significan un aumento del 61,9% sobre 2016, ejercicio en el que se obtuvo la cantidad más baja en la última década. Para encontrar una cifra superior a la obtenida en 2017 hay que remontarse a 2012, año en que se lograron 1,2 millones, aunque muy lejos de los 5,7 millones ingresados en 2008, el año de inicio de la crisis.

También el Impuesto de Construcción, Obras e Instalaciones creció el año pasado hasta los 2,8 millones, un 35,8% más que el ejercicio precedente y la recaudación más alta desde 2013, pero también muy por debajo de la de 2008, cuando se obtuvieron 12,3 millones gracias al empuje de la burbuja inmobiliaria.

Las licencias de primera ocupación de viviendas solo proporcionaron al Concello 19.469 euros el año pasado, un 65,1% menos de lo calculado y la cantidad más baja de los diez años anteriores. El retraso en la urbanización del parque ofimático, que impide a los dueños de las viviendas de las cooperativas acceder a habitarlas, se encuentra entre las causas de este descenso, al que se suma que apenas hay edificios nuevos completados.