Cuando en el año 1978 se fundó la asociación de vecinos de O Castrillón-Urbanización Soto, los ayuntamientos españoles contaban aún con alcaldes nombrados por el régimen franquista, ya que hubo que esperar al año siguiente para que se realizaran las primeras elecciones municipales. Eso hizo que el primer regidor coruñés con el que se entrevistaron los primeros dirigentes vecinales del barrio fuese José Manuel Liaño Flores, cuando gran parte de esta zona de la ciudad estaba aún sin urbanizar y su condición periférica hacía que los habitantes padecieran carencias de todo tipo.

La asociación celebra desde ayer sus cuarenta años de existencia con la inauguración de una exposición titulada 1998-2018: reivindicaciones, diálogo y transformaciones, en la que se repasa la evolución del barrio en los últimos años y que complementa la realizada en 1998 sobre las dos primeras décadas de actividad de la entidad. A lo largo de 21 paneles, los visitantes pueden comprobar cómo ha variado esta zona en toda clase de aspectos, así como recordar las numerosas iniciativas festivas, culturales y reivindicativas realizadas durante ese tiempo.

"Había una absoluta necesidad de todo en el barrio, cuando se aprobó el plan general de 1985 no había ni un metro cuadrado de equipamientos, zonas verdes ni espacios libres", destaca sobre los primeros años de la asociación Domingo Verdini, su actual presidente, a quienes sus miembros más veteranos le contaron que a finales de los años setenta los taxistas de la ciudad se negaban a llegar hasta O Castrillón, a pesar de que entonces todavía no llegaba hasta allí el transporte público.

Verdini recuerda que los vecinos sufrían deficiencias en el abastecimiento de agua y que cuando se instaló el primer buzón de correos "hubo fiesta, al igual que cuando pusieron la primera cabina telefónica". Para el presidente de la asociación, el barrio en aquellos años "era un caos total" desde el punto de vista urbanístico, lo que ilustra con la anécdota de que al buscar la que fue su vivienda en la calle Castrillón, se encontró con que esta vía acababa en un descampado sin que hubiera aparecido el número de su edificio. Un vecino le informó de que tenía que atravesar aquel campo porque la calle continuaba al otro lado, una situación que, a pesar del tiempo transcurrido, persiste hoy con la avenida de la Concordia, aún cortada en uno de sus tramos.

La construcción de la plaza de Pablo Iglesias en 1988 "fue clave" para el barrio, según Verdini, ya que permitió "unir dos zonas que vivían una a espaldas de la otra como eran O Castrillón y la urbanización Soto". El dirigente vecinal considera que el diseño de la plaza va en el mismo sentido porque cuenta con diferentes espacios que facilitan la convivencia de personas de todas las edades. "Es una muestra de cómo el urbanismo condiciona la vida de las personas", explica Verdini, quien pone como otro ejemplo de estas intervenciones la reciente ampliación de la acera de la avenida Casanova de Eirís que para él "cambia por completo la movilidad" en esa parte del barrio. También destaca como hitos en la historia del barrio la construcción de los parques de Oza y Eirís, ya que supusieron "un gran cambio en la calidad de vida de los vecinos".

Verdini admite que se califique a la entidad que preside como muy reivindicativa, ya que hasta 1998 la mayor parte de la actividad que desarrolló fue la reclamación al Ayuntamiento de equipamientos, espacios libres y zonas verdes. Según recuerda, en ese año "prácticamente se habían conseguido casi todos los equipamientos actuales", mientras que a partir de entonces se consiguieron el parque de Oza, el bulevar de la calle Oleoducto y la ampliación del centro cívico y la biblioteca.

Una de las reivindicaciones que aún mantienen los vecinos es el polideportivo con piscina que se les prometió hace ya bastantes años. El edificio fue construido en el anterior mandato municipal pero carece de la dotación que permita su uso. "Siempre nos costaron mucho los equipamientos, la lucha por el colegio duró quince años, por lo que ya estamos acostumbrados", explica Verdini sobre la espera por esta instalación, a lo que añade que al figurar en los presupuestos la partida para equipar el polideportivo, confía en que el Concello no tarde mucho en licitar esta actuación.

Además de la exposición sobre sus últimos veinte años de actividad, la asociación iniciará el martes un ciclo de mesas redondas sobre el movimiento vecinal, que ese día se dedicará a su trayectoria hasta los noventa. La segunda, que será el día 15, debatirá sobre la lucha vecinal hasta el momento actual, mientras que la del día 22 se dedicará al desarrollo y los servicios de O Castrillón-Urbanización Soto. Carmen Espinar, socióloga y presidenta de la entidad vecinal de Fuencarral-El Pardo, en Madrid, cerrará el ciclo con una conferencia sobre las asociaciones vecinales como escuelas de ciudadanía.