No solo en los incendios tienen que intervenir los bomberos, que se ven obligados a socorrer a personas en las situaciones más insospechadas. Entre ellas, el rescate de ayer a un niño atrapado en una trona en la que se sentó a comer. Al entrar en la silla, metió las dos piernas en el mismo hueco y al intentar salir, las giró y quedó bloqueado, por lo que hubo que serrar la barra que separaba los dos huecos con una rebarbadora.