Queremos más seguridad, se leía en el papel que muchos de los taxis que el 15 de mayo de 2008 se concentraron en las proximidades de la Torre de Hércules. Hasta medio millar de profesionales del sector procedentes de A Coruña y los municipios del entorno se congregaron para demandar a las autoridades una mayor protección, ya que en las últimas semanas habían sido víctimas de atracos.

Los taxistas destacaban que el Ayuntamiento coruñés llevaba cinco años sin concederles ayudas para la instalación de mamparas de seguridad y GPS, a pesar de que el Gobierno local lo negó, hecho que causó aun más indignación entre estos profesionales. Pero los propios taxistas advirtieron de que las mamparas no son la panacea, puesto que reducen la capacidad de los vehículos y son rechazadas por los clientes con problemas de movilidad.

La consecuencia de la protesta fue que las principales paradas de la ciudad aparecieron aquel día vacías, mientras que los usuarios expresaban su desconcierto ante esta situación. Los taxistas además se desplazaron hasta la Torre formando una caravana que hizo visible su protesta a lo largo del paseo marítimo, aunque no afectó al tráfico.

El entonces delegado del Gobierno en Galicia, Manuel Ameijeiras, atribuyó los atracos sufridos por los taxistas en esos días a los efectos de la crisis económica, que en aquel momento estaba dando sus primeros coletazos.