El granito, según detalla el investigador David Martín Freire-Lista, fue muy utilizado en la construcción de las iglesias del siglo XII, como la de Santa María del Campo y Santiago. En la ciudad todavía se pueden ver edificaciones con este material extraído de la cantera situada junto al Millenium. Algunos ejemplos son el pedestal de la Torre de Hércules, la iglesia de San Jorge, la fuente de Neptuno, la iglesia de Las Capuchinas -que ahora es el museo de Bellas Artes- y el pavimento de la calle Real y los Cantones. "Nos dedicamos a estudiar el deterioro de los materiales de construcción y ubicamos canteras para la restauración de edificios que han sido construido con ellas", explica el oleirense, que pertenece a un grupo de trabajo del instituto de Geociencias.

Freire-Lista explica además que el uso de piedras tradicionales "es una apuesta por la sostenibilidad". "Los edificios históricos son la imagen de una ciudad", comenta y añade que pueden convertirse en un "reclamo para el turismo cultural".

El acantilado de Penaboa se encuentra en el paseo marítimo, próximo al Millenium. El topónimo significa piedra buena y ahí aún se puede encontrar hoy una cantera histórica de granito. El oleirense David Martín Freire-Lista, que pertenece al grupo de trabajo Petrología Aplicada a la Conservación de Patrimonio, es especialista en este tipo de piedra. "Cuando vengo a A Coruña en vacaciones me dedico a investigar estas cosas", revela.

El granito se ha usado mucho a lo largo de la historia por "su buena calidad", según explica David Martín. Debido a su valor histórico, el grupo de investigación al que pertenece este oleirense ha propuesto el leucogranito de Labañou como candidato a Global Heritage Stone Resource. "Es el equivalente a patrimonio de la humanidad en el mundo lítico. Como si fuese una denominación de origen de las piedras", apunta. Es consciente de que conseguir este distintivo será "difícil" porque se trata de un "granito muy local". "En el siglo XIV se exportaba pero ahora ya no", añade.

Freire-Lista manifiesta que "sería interesante instalar paneles informativos" en la zona para explicar el origen de estas canteras. "Es muy accesible, incluso hay unas escaleras, y se pueden ver las marcas de los canteros", aclara.

En el acantilado situado cerca del monte de San Pedro hay, además, diaclasas. "Son fracturas que permitían que permitían extraer los bloques fácilmente. Para extraerlos, los canteros picaban unos huecos en donde introducían cuñas para individualizar bloques y así poder transportarlos y labrarlos para hacer sillares o esculturas", detalla.

Martín Freire-Lista lamenta que a la "sociedad le importa cada vez menos el patrimonio", por eso entiende que estas investigaciones son necesarias. "Que no sea por mi parte. Yo quiero que estas cosas se conozcan y ahora en internet hay grupos especializados muy activos", concluye el investigador.