Las nuevas tecnologías y las redes sociales han abierto nuevos canales para la difusión masiva de vídeos e imágenes, y en este apartado también entra el contenido de carácter sexual. El sexting, como se denomina esta práctica de enviar mensajes sexuales, eróticos o pornográficos por el móvil, puede derivar en delito si el usuario que recibe las imágenes las difunde sin permiso. Es lo que le ha ocurrido a un coruñés, de 32 años, que fue detenido en Lugo, donde trabaja y reside, por enviar por un grupo de trabajo de WhatsApp vídeos de su expareja masturbándose.

Para el envío de documentos gráficos de otras personas es necesario el consentimiento de estas. Así lo recoge la Ley de Protección de Datos y el Código Penal, que establece penas de prisión de uno a cuatro años y multas de doce a 24 meses por delitos de revelación y descubrimiento de secretos.

¿Qué hacer en caso de que esto ocurra? Lo primero es denunciar la publicación a la Policía Nacional y Guardia Civil, para que se investigue y castigue al autor. Además, los buscadores, las redes sociales y las webs de contenidos, incluidas las que publican imágenes o vídeos pornográficos, suelen tener formularios para solicitar la retirada de materiales publicados sin consentimiento.

Para evitar estas situaciones también se recomienda regular el envío de vídeos con contenido sexual y tener en cuenta quién es el usuario que lo recibe. Es necesario asegurarse de que no hay software maliciosos en los dispositivos, porque así es como los hackers acceden a los ordenadores y roban contenido. Para ello también es aconsejable cambiar frecuentemente las contraseñas y eliminar el contenido sexual del móvil porque puede ser que la persona lo pierda o se lo roben y que llegue a terceras personas.

El que difunde por primera vez las imágenes no es el único al que se le atribuye un delito. La ley también penaliza a los que lo hacen a posteriori. Para ellos, las penas van desde un año y hasta los cuatro años de cárcel. Por eso, es muy importante tener plena consciencia de que una vez la grabación sale del móvil, se pierde totalmente el control y difusión de ella.