José Luis Álvarez.El último domingo antes de las elecciones municipales de 2003 los candidatos a la Alcaldía de A Coruña se tomaron un merecido descanso. Hubo, es cierto, alguna actividad de campaña electoral, pero fueron sólo actos menores protagonizados por segundones a los que los partidos ni siquiera concedieron descanso dominical.Candidatas rubias del PP y ediles veteranas del PSOE recorrieron el paseo marítimo y Los Cantones con el ya cansino reparto de propaganda electoral.Vázquez, que había restringido al mínimo su agenda electoral para incrementar notablemente su programa de inauguraciones, ni siquiera tenía aquel día nada que inaugurar.Fue aquel el día preciso para analizar las encuestas publicadas por los distintos medios de comunicación. En realidad, los sondeos ya apuntaban un retroceso electoral del otrora alcalde más votado de España y al que se vaticinaba una sensible pérdida de apoyo ciudadano, pero no todos quisieron trasladar aquella realidad a sus lectores.De hecho, la encuesta publicada por LA OPINIÓN no sólo fue la que más se aproximó a los resultados que finalmente arrojarían las urnas, sino que fue la única que pronosticó una pérdida de concejales del PSOE en A Coruña.Otros medios, afectos al alcalde y a su entorno, prefirieron cerrar los ojos a una realidad que, sospechaban, no iba a gustar al alcalde y auguraron que Vázquez no sólo mantendría su cómoda mayoría absoluta -17 de los 27 concejales de la Corporación-, sino que incluso tendría posibilidades de aumentarla.El entonces alcalde, que no era ningún novato, no le engatusó semejante halago porque durante la última semana de la campaña de 2003 se le vio triste y, lo que es peor, casi abatido.A falta de actividad en la capital, el interés se trasladó al área metropolitana, aunque también a medio gas.La presencia de Ana Pastor, entonces ministra de Sanidad del que sería el último Gobierno de José María Aznar, en Oleiros, para apoyar a Pablo Cobián en sus aspiraciones a la Alcaldía fue lo más interesante de la agenda electoral de aquel 18 de mayo de 2003.Se trataba, en suma, de impedir el regreso a la Alcaldía de Ángel García Seoane tras el cumplimiento de su condena de inhabilitación como autor de un delito de prevaricación.En realidad, Gelo nunca había abandonado del todo el Concello de Oleiros porque cuando fue condenado por la comisión de un delito se las ingenió para ser contratado como asesor personal de la alcaldesa Esther Pita, una mujer de su entera confianza dispuesta a devolverle el sillón en cuanto le fuese requerido.Los argumentos esgrimidos por Ana Pastor hace cuatro años en Oleiros iban dirigidos a evitar lo que finalmente ocurriría: que Gelo volviese a ejercer el poder tras cumplir condena, entonces con el apoyo del BNG.