El músico cubano Elíades Ochoa se subirá esta noche al escenario del Coliseum, a partir de las 21.30 horas, para cantar las canciones que marcaron un antes y un después en la música tradicional cubana: las que grabó, hace diez años, con el grupo Buena Vista Social Club, al que pertenecía, entre otros artistas, Compay Segundo. Las últimas entradas estarán disponibles en la taquilla del Coliseum a un precio que oscila entre los 20 y los quince euros.

"No quería venir a hacer un concierto, sino a mantener una reunión entre familias, así que cantaré lo que el público me pida", afirmó ayer Elíades Ochoa en un encuentro con los medios de comunicación, aunque confesó que no faltarán temas como Chan Chan, El Carretero, Cuarto de Tula o Píntate los labios, María "son como un himno de la música tradicional cubana, pero si alguien quiere que cante Lágrimas negras o alguna otra, que nos la pida y la haremos", aseguró uno de los únicos dos miembros vivos del grupo Buena Vista Social Club, que se dedicó a recuperar del olvido los grandes temas de la música tradicional cubana, los sones, las canciones de orquesta, los boleros y protestas.

"No quiero que el público nos vea como algo extraño en el escenario, si nos tratamos como si fuésemos de la familia, yo toco con más alegría", comentó Ochoa, que ha recorrido ya medio mundo con sus canciones y que, está preparando un disco con el pianista Chucho Valdés.

Dice que aprendió algo "ya de viejo", porque se pasó la infancia, guitarra en mano, tocando los clásicos de su isla y pasando el sombrero -prenda de la que no se ha separado con el paso de los años-. "Me enseñaron a firmar la nómina y los números para ver si , cuando me pagaban, faltaba algo o estaba bien", explicó el cantor del son cubano.

Está seguro de que la semilla que el Buena Vista Social Club plantó hace diez años, recuperando toda clase de canciones tradicionales, dando un aire de actualidad e internacionalizando los temas que hicieron bailar a las generaciones de la "isla musical", está a buen recaudo. Ochoa considera que en su pequeña isla existen infinidad de formaciones capacitadas para coger el relevo de su banda. Y existe también cantera de oyentes, de jóvenes desperdigados por todo el mundo, incluso en Japón, a los que le gusta el son. "El otro día, el 85% de las personas que estaban en el teatro eran jóvenes, y todos se sabían las canciones, ninguno pidió reggeaton", bromeó Ochoa.

Clásicos, versiones, canciones rescatadas del olvido, novedades y los gritos del público serán los ingredientes de este concierto, en el que Elíades y su banda mostrarán lo mejor de su música a su "familia".

"Si no me sé alguna de las canciones que me pidan, me comprometo a volver a Cuba y aprenderla", sentenció el guardián de la tradición cubana en la música del siglo XXI.