Encontramos a Concha Buika ilusionada, risueña y muy enamorada de Galicia. Su concierto del próximo miércoles en el Multiusos Fontes do Sar no contará con la participación de Chucho Valdés, cuya presencia se anunció en un principio, pero que ha preferido centrarse en la preparación de su próximo disco.

El álbum El último trago, grabado el pasado mes de abril en el teatro Carl Marx de La Habana, ya está a la venta y supone tanto un homenaje a Chavela Vargas por su 90 cumpleaños como la plasmación en disco de un nuevo ritmo: la copla afrocubana.

-¿Es admiradora de Chavela Vargas desde pequeña o la ha descubierto más tarde?

-Chavela es como el Ave Fénix, resurge siempre. Me la presentó mi madre, me la presentó la vida, mis propias experiencias de años más tarde... Su música viene y va, y va a ocurrir así mogollón de siglos.

-Tuvieron un cierto desencuentro cuando Chavela no quiso que subiese al escenario en Madrid hace cuatro años...

-Fue algo divertido. Estábamos Martirio y yo, y nos tiró a los perros a las dos. Tiene muy mala leche (risas). La conocí en la Residencia de Estudiantes y Mariana, que es mi mánager y también es la suya, pensaba que ella no iba a aguantar todo un concierto, por lo que hizo que Martirio y yo fuéramos. Se lo tomó como una ofensa. Lógicamente dijo: '¡Yo, qué coño voy a aguantar delante de estas dos pelanduscas! ¡No te quiero ni a ti ni a la otra!'. (risas).

-Pero luego se hicieron amigas y ella dijo que usted era como su 'hija negra'...

-Sí (risas), Chavela se autoproclamó mi madre.

-En este trabajo a dúo con Chucho Valdés, ¿quién tiró los tejos a quién, artísticamente hablando?

-Mi mánager a su mánager. No fue un romance muy...

-Hubo celestina de por medio entonces...

-Sí, así fue. Ella toca en las grandes esferas, yo no me meto? Me llamaron y me dijeron que había salido este proyecto tan bonito. Y yo dije 'p'alante', claro.

-El productor Javier Limón también tuvo algo que ver en todo esto.

-En realidad, los ideólogos de esta locura fueron Javier, Almodóvar, Mariana y la gente de Estrella Galicia. Estos fueron los locos.

-Así que hay una conexión gallega...

-¡Siempre mi Galicia! ¡Esa es mi casa!

-Pero, ¿usted no era de Mallorca?

-Sí, pero en Galicia he encontrado el punto más cercano a África que yo buscaba.

-¿Ah, sí? ¿Dónde en concreto?

-En muchos sitios. Lo que me impactó en el corazón para siempre fue Ortigueira. Me dije: 'Buah, tío, yo soy de aquí'. Luego me llevaron a Coruña, y dije 'buah, yo soy de aquí'? Así he estado durante todos los viajes que he hecho a esta tierra. Me llevaron a Vigo y dije lo mismo. Así estoy con mi amor con esas tierras.

-Galicia tiene una conexión fuerte con Latinoamérica y con la música afrocubana...

-Mi pueblo y Galicia son pueblos hermanos. Que me cuenten lo que quieran, pero yo creo que hay más conexión entre un gallego y un bubi, que son los de mi tribu, que entre uno de mi tribu y uno de Cádiz, y eso que están pegados.

-¿Cómo fue la puesta de largo en directo de este proyecto en La Habana, junto a Chucho Valdés? Era la primera vez que tocaba allí. ¿Le impuso respeto la experiencia?

-Me impuso el mismo respeto que cualquier otro lugar. Tenemos que estar preparados para diez veces más que eso. Fue muy emocionante y bonito.

-¿Qué es lo que más le ha impresionado de Chucho Valdés como músico?

-Que no necesita impresionarme, precisamente eso. Él ya de por sí es algo maravilloso.

-De las trece canciones que componen el disco, ¿cuál es su preferida, o la que le produce mayor emoción cantar?

-Son como trece perlas. Cada una es un puñal o una flor en un lugar distinto. Depende de cada momento. Da la sensación de que Chavela ha estado puliendo un solo repertorio a lo largo de su vida. Yo he escogido de entre las 15 o 16 perlas, que no hay más, de ese repertorio. Y me ha sido tremendamente fácil elegir, porque todas son joyas. Luego, cantarlo, representarlo y masticarlo no me ha resultado tan sencillo, porque ya no se vive así, ya no se compone así. Ya no se practica el arte a puro sabor de pulmón y de hígado. Uno ya no se aprieta el cinturón para cantar: ahora se canta detrás de la soberbia, de un ego, detrás de conseguir un Grammy... No se canta por huir del dolor en la tripa o en el corazón. Los cantantes ya no les damos las manos a los poetas para poder trabajar. Fue una época de una transgresión brutal, no tengo ese sabor.

-Falta bagaje y sufrimiento...

-No, simplemente ahora se sufre de otra manera, se vagabundea de otra manera, se peca de otra manera, queda otro sabor en el paladar a la hora de cantar. Pero como yo tengo mi propia herida no me hizo falta intentar, me bastó con recordar.