-¿Cuál diría que fue el mayor acierto de Català-Roca?

-Creía en la fotografía como una sustracción de la realidad, siguiendo a rajatabla la teoría del fotógrafo ausente, el que no interviene y no añade más construcción que la elección del instante y la óptica. Su técnica era muy depurada, aprendida de su padre, Pere Català i Pic, que trabajaba sobre todo en carteles y publicidad. Aplicó con maestría el "menos es más" y eso fue una gran innovación en el lenguaje fotográfico. Se adelantó a los principios de Cartier-Bresson y su manifiesto del momento decisivo.

-¿Era consciente de su propia innovación?

-Se consideraba un profesional, nunca un artista. Para él la fotografía es simplemente un instrumento para contar cosas; por eso se negaba a que sus fotos se expusieran con marco.

-Sin embargo, en la exposición sí las han enmarcado.

-Pedimos permiso a sus hijos y accedieron. Hoy, esa forma de exponer da la impresión de no valorar suficiente al fotógrafo. Además, se estropean las imágenes... Claro que a él eso no le importaba; si se estropea, se tira, decía. Pero hemos dejado una pared con las imágenes tal y como a él le gustaba.

-¿Se respeta hoy en los medios la labor de los fotógrafos?

-Se ha avanzado en el respeto a la autoría, pero queda mucho por hacer. El principal problema es que se ha escamoteado la figura del editor gráfico en los medios de prensa; creen que cualquiera puede elegir una fotografía y no es así. Pero claro, más aún en momentos de crisis, se prescinde lo primero de personas cuya única función es elegir una u otra foto.

-¿Cuál es el resultado?

-Un aburrimiento tremendo. No se cree en la producción propia y todos los periódicos dan las mismas fotos de agencias, cortadas de distinta forma.

-Ahora es subdirector de fotografía del dominical Magazine. ¿En las revistas esta consideración es diferente?

-Las revistas están pensadas para durar más días y se piensan mejor las imágenes. Pero percibo que no nos arriesgamos en ningún sitio y somos esclavos del marketing.

-Vamos, que al fotógrafo le queda poca libertad.

-Muy poca. Ahora, si quieres a una gran figura te exigen que salga vestida de un diseñador, que le maquille quien él decida, que el publicista dé el visto bueno a la imagen, que salga el cartel de los patrocinadores detrás y que vaya en portada. Se ha perdido mucho en frescura.