El robo de obras de Picasso, Matisse, Modigliani, Braque y Léger la madrugada del día 20 en el Museo de Arte Moderno de París "tiene todas las marcas del crimen organizado", es obra de "traficantes de armas y droga", según Noah Charney, uno de los más reputados expertos en robo de obras de arte.

"El crimen organizado, desde los años 60, ha sido el responsable de la mayoría de los delitos con obras de arte en todo el mundo" y, sobre todo, de robos de cuadros de Pablo Picasso, "el artista con gran diferencia más robado y falsificado en la Historia", dijo Charney.

En la pinacoteca parisina los ladrones se apropiaron de cinco lienzos: Paloma con guisantes (1911), de Picasso; La Pastoral (1906), de Henri Matisse; Olivo cerca de L'Estaque (1906), de Georges Braque; Mujer con abanico (1919), de Amedeo Modigliani, y Naturaleza muerta con candelabro (1922), de Fernand Lèger, según informó Interpol. El robo de esos óleos, valorados "en cientos de millones de dólares", está en "segundo puesto", aunque "próximo", respecto del mayor robo de la Historia, de unos 500 millones de dólares, que "la mafia corsa perpetró en el museo de Isabella Stewart Gardner (Boston) en 1990", afirmó Charney, fundador de la asociación ARCA, que colabora con organizaciones internacionales para resolver casos delictivos con obras de arte.

"Las piezas robadas en París son del mismo tipo que las que eran sustraídas en la década de los 60 en la Riviera francesa por miembros de la mafia de Córcega (sur de Francia)", señaló este experto. "La mafia corsa, entre 1961 y 1962, tuvo fijación por los cuadros de Picasso y Cézanne, que marcaban récords de ventas en las subastas, lo que culminó en el macrorrobo de 118 picassos en una sola noche en el Palacio Papal de Avignon (Francia)".

Sin embargo, Noah Charney declaró que el caso del Museo del Arte Moderno le sorprende por el modus operandi: el robo fue "limpio" y "sigiloso" y, además, por la noche. Ello sugiere, a su entender, "que estuvo bien organizado, con información desde dentro del museo sobre lagunas jurídicas y gestiones", y "que los ladrones, que no son trigo limpio, tienen un destinatario en mente" para su botín.

En opinión de Charney, "la mayoría del arte conocido es robado para chantajear a la víctima o a la compañía de seguros, o como moneda de cambio en negociaciones entre bandas delictivas".