Santiago de Compostela ha recuperado parte de su "memoria colectiva" y de su historia universitaria con la reapertura de la antigua pensión estudiantil Casa da Troia, cerrada desde hacía varios años.

El inmueble inspiró la novela La Casa de la Troya, escrita por Alejandro Pérez Lugín y publicada en 1915, en la que se retrata el ambiente universitario en Compostela de la época.

La Asociación de Antiguos Tunos Compostelanos, con el apoyo del Ayuntamiento santiagués y de la Xunta, reabrió ayer las puertas de la pensión universitaria, ubicada en el caso antiguo de la ciudad y que data de finales el siglo XIX.

El conselleiro de Cultura, Roberto Varela, el alcalde de Santiago de Compostela, Xosé Sánchez Bugallo, y el vicerrector de Cultura de la Universidad de Santiago (USC), Javier Garbayo, visitaron el edificio, reconvertido en museo desde 1993.

Varela, que consideró un "honor muy especial" asistir a la reapertura de la antigua pensión, subrayó que la Casa da Troia es una "parte esencial" y un "símbolo" de la ciudad gallega.

"La Casa da Troia forma parte, un poco, de nuestra memoria colectiva, de todos aquellos que tuvimos la oportunidad de estudiar en esta Santiago, como fui yo", confesó Varela, quien agregó que el edificio constituye un "atractivo cultural, turístico y simbólico".

Varela se comprometió a dar "continuidad" en el tiempo al museo, si bien condicionó el apoyo económico de la Xunta al "marco limitado que establecen los presupuestos" autonómicos.

Para el alcalde, Xosé Sánchez Bugallo, la reapertura de las instalaciones rememoran el "Santiago histórico" y "pone en valor (sic)" un edificio a la literatura.

A este respecto, Sánchez Bugallo insistió en que el libro de Pérez Lugín es "probablemente" una de las obras escritas en español "más editadas en Latinoamérica y España" y calculó la existencia de "más de 200 ediciones" de este texto.

El regidor desea que el Parlamento de Galicia "flexibilice" la ley de subvenciones para subsanar el "problema imprevisto" y "administrativo" por el que la Casa da Troia cerró sus puertas.

A este respecto, recordó que con la entrada en vigor de la normativa las ayudas dejaron de financiar "costes de personal".

El edificio que ocupó la pensión tiene tres plantas y un pequeño ático y está decorado con fotografías y objetos relacionados con los personajes del libro de Pérez Lugín.