El congreso internacional que se celebra esta semana en Vigo alrededor de la figura de Gonzalo Torrente Ballester se centró ayer en la relación de su obra con la Historia. El catedrático Gonzalo Navajas inició la jornada con una ponencia en la que propuso la obra del autor gallego como "metodología" para acercarse a la historia desde una perspectiva nueva.

-La obra de Gonzalo Torrente Ballester, ¿qué aporta en el estudio de la Historia?

-El siglo XX ha sido enfocado por la mayoría de los historiadores de Europa y Estados Unidos como nefasto por los numerosos casos de violencia, guerras, persecución y abuso de poder. Todo eso es cierto, por supuesto, pero en la obra de Torrente (especialmente en la Crónica del rey pasmado) veo la posibilidad de considerar ese siglo desde el punto de vista de la ironía, el humor y la parodia que también es muy interesante; acercarnos a esos casos menores.

-Usted mismo huyó a Los Ángeles para escapar del franquismo, de su 'educación rutinaria y asfixia moral'.

-Sí, yo me marché en el año 70, tras licenciarme en Barcelona. Me instalé primero en Francia y luego en Estados Unidos. La cuestión profesional y la ideológica estaban muy mal en ese momento y, como Cernuda, sentía que 'mi identidad era sólo la lengua'; no había ningún lazo que me uniera a esta cultura. Así, me hice intelectualmente en Estados Unidos.

-Quizás más por motivos económicos, pero Torrente coincide con usted en ese viaje al otro lado del Atlántico.

-Sí, tuve la suerte de conocerle en una ocasión y hablamos de eso. Me contó que su experiencia en Estados Unidos había sido muy buena. Esta opción no siempre la valora el mundo intelectual europeo y hay bastantes reticencias, pero si Torrente decidió regresar no fue por eso, estoy seguro.

-Tampoco usted se separó definitivamente de la cultura española y participa asiduamente en conferencias y publicaciones.

-He tenido la posibilidad de recuperar el país y su historia, incluso su etapa más nefasta, la del franquismo, gracias a autores como Torrente.

-Participa en la revista La tabla redonda. Anuario de estudios torrentinos y es editor del número extraordinario que presentan mañana. ¿Qué encontraremos en él?

-Es un número que demuestra la dimensión internacional de la obra de Torrente, ya que colaboran expertos de gran prestigio de Alemania y Estados Unidos. Además de ser una figura a nivel internacional, atrae a generaciones jóvenes, que no pasan de los treinta años. Por eso procuré que hubiera dos críticos de esta generación que participaran en la revista, porque es muy interesante ver cómo se plantean la obra de Torrente. Colaboro con la revista desde hace dos años y estoy encantado porque me hace replantearme la figura de un autor con una obra tan basta.

-¿Qué interés tiene la obra de Torrente actualmente en Estados Unidos?

-Su interés se centra en el mundo académico, pero teniendo en cuenta que existen más de cinco mil universidades, podemos decir que su dimensión es muy amplia. Para poder dar una mayor repercusión a su obra sería esencial tener buenas traducciones de sus obras clásicas al inglés, algo de lo que hoy carecemos. Traducir bien La saga/fuga no es una tarea sencilla, pero hay que pagar a buenos traductores para conseguirlo. Tengo la impresión de que su obra, por su complejidad y contradicciones, va estar en un alza progresiva.

-Y en España, ¿está la obra de Torrente en ese momento de alza?

-Todavía no. Hay que continuar con una labor como la que se está llevando a cabo en este congreso ya que los profesores de universidad y de instituto son los que tienen la función de presentar esta obra a las nuevas generaciones. Hay que descubrir cómo conecta con la actualidad, con las nuevas maneras de vida, para que no se pierda.

-Siempre ha apostado precisamente por eso, por no dejar de lado la literatura clásica.

-Por supuesto. Yo me dedico a la literatura del siglo XX, pero vez voy más hacia atrás y veo el diálogo y cómo lo que ocurrió hace 200 años nos afecta ahora. El peligro de la era digital, con la que me compenetro muy bien, es que se centre en una cultura de absoluto presente, 'para llevar' como el fast food, y eso puede ser algo que hay que revisar.

-Es usted miembro numerario de Academia Norteamericana de la Lengua española. ¿Cómo trabaja esta institución?

-Somos más de cuarenta miembros en un país de sesenta millones de hispano hablantes, con poderosas cadenas de televisión, radios y prensa sólo en español. Nuestra labor es paralela a la de la Real Academia Española, y se centra en ver de qué manera el inglés afecta al español; decidir lo que debe ser incorporado y lo que no.

-Es una tarea complicada, porque ambos tienen que ceder y siempre surgen protestas...

-Pues sí, pero hay que entender que es útil tener convenciones comunes. No hay que caer en la rigidez.