En Todos vós sodes capitáns, el coruñés Oliver Laxe logró al final del filme liberar las imágenes de la acción logrando un cine poético sin ritmo rápido, con una respiración propia que invita a recrearse en la fotografía. No es éste un autor al uso. Cine en blanco y negro en 35 milímetros frente al comercial color digital. Lo decía en el Festival Play Doc de Tui -donde se llevó el gran premio en esta edición- la pasada semana: "Rodar en digital me aburre, produce muy poca adrenalina".Lo suyo, como se ve, es provocar, correr riesgos como ser personaje de su propia película.

-En Cannes, se hizo con el Premio de la Crítica y en Tui, con el galardón al mejor largo.

-Estoy muy contento porque, de alguna manera, se cierra un círculo. Ha sido hermoso volver al Play Doc con esta película en la que empecé a trabajar en Tui.

-Defiende el derecho del cineasta a jugar con la frontera entre lo real y lo ficticio.

-Es una película en la que he borrado esa frontera. Es claramente una ficción. Nada es real, afortunadamente. El arte es lo que es porque no pretende erigirse como verdad. Todo es una mentira, pero una mentira hermosa.

-Primero se ganó la confianza de los niños del taller de cine en Tánger para después adoptar un papel de duro.

-Digamos que es una película que nace de un conflicto. Cuando este no existe, lo creas tú y eso fue lo que hice. Quería conseguir una serie de reacciones de los niños y un proceso creativo lúdico. El espectador tiene que entender que lo que hace la película es jugar.

-¿Y no le resultó difícil acabar siendo malo tras mostrar la patita de bueno?

-Pero lo hice por el compromiso con mi obra. Me vi obligado por las exigencias formales que tengo. O eso o me dedicaba a otra cosa.

-¿Ve que el cine está en peligro?

-Sí. Es una situación que podemos calificar de escatológica. Mi película obtuvo un premio en el festival de cine más importante del mundo (Cannes). También he recibido premios de muchos otros festivales y, sin embargo, no he conseguido distribución. La gente no puede ver este filme, que es de contenido cultural. Las televisiones públicas tampoco la han comprado. TVE prefiere gastar en fútbol. Este es el país que tenemos donde la frontera entre cultura, arte y espectáculo es tan justa, donde el ruido se impone. Al final, se acaba mezclando todo y la gente ya no sabe distinguir, cree que el cine es el que aparece en las carteleras de los periódicos; mientras que hay otro cine que es el que consigue premios.

-Aun así, prosigue en su empeño y ya trabaja en su próximo proyecto en el que retorna a Marruecos.

-Sí, tengo una buena posición para poder hacer la película que ahora quiera, con medios menos precarios. Lo grabaremos en un palmeral en el desierto. Pero antes iré a Seúl y Montevideo.