El director valenciano toma aire a la espera de lo que se le viene encima la semana próxima. Lo contrario al amor se estrena el viernes y horas antes hay que dejarse la piel en la promoción. Villanueva dejó Valencia hace quince años para estudiar cine en Madrid y allí ha hecho su carrera. Hasta hace poco, era uno de los directores de cortos más reconocidos. Ahora, asegura estar "flipando" por los medios y la promoción de su primer largometraje.

-¿Lleva con orgullo dirigir una película con etiqueta de comercial?

-Con mucho orgullo, porque es comercial pero es la película que he querido hacer y es también muy personal.

-Comercial y personal... ¿Eso se puede conjugar?

-Yo creo que sí, porque hablo de lo que quiero y le he dado el envoltorio que quería para hacerla atractiva.

-¿Es la película que hubiera hecho de tener unos millones para invertir?

-Pues no lo sé. Hacer cortos me era lo más cómodo y he tardado en hacer la primera película. Quería esperar a dar el salto cuando se dieran las circunstancias adecuadas. No sé si es la que yo hubiera hecho como primera película, porque de hecho fue una propuesta a raíz del corto Heterosexuales y casados -hacer una comedia romántica que hablara de las relaciones hoy en día-, pero a partir de ahí he hecho la película que quería.

-Si tuviera que relacionarla con algún filme para dar pistas sobre de qué va, ¿qué diría?

-He tomado referencia de muchas cosas. Con los actores he hablado mucho de Woody Allen y de la comedia romántica americana moderna, pero es también muy española, porque los protagonistas son muy de aquí.

-¿Cómo se siente uno al dirigir con presupuesto?

-Estupendo, porque he podido trabajar con todas las herramientas que pedía. Quizá sea un privilegio que nunca más se vuelva a repetir. Al parar me estoy dando cuenta de lo que he tenido. Y en un año en el que se rueda poco...

-¿Pasar de los cortos a un proyecto para masas es un triple mortal que asusta?

-Como no se me ha planteado así... He trabajado igual que en los cortos, sólo que con más tiempo y medios, pero lo fundamental para mí es el trabajo con los actores y eso no cambia. He ensayado más, pero no me he sentido intimidado. Además, que tampoco es tan grande. Es una película muy sencilla, muy de personajes.

-¿Cambiaría media docena de buenas críticas por tener la mejor taquilla del año?

-Sí, si, claro que sí. Sería genial tener una gran taquilla, porque podría hacer otra película y conquistar con esa a los críticos.

-¿El desamor es lo contrario al amor?

-No va por ahí. El título encierra un enigma, pero realmente lo contrario al amor es la manera errónea de entender las relaciones. Es cuando nos enamoramos y lo hacemos fatal. La película habla de esas distintas etapas: al principio lo aceptas todo, pero en el momento que se decide que somos pareja llega la gran maldición, porque intentamos adaptar y cambiar al otro. Eso es lo contrario al amor y es algo que se da en todas las relaciones.

-¿El amor de verano tampoco es lo contrario al amor?

-Al revés. Está muy bien, porque es solo la primera parte y se queda ahí. El problema es cuando se convierte en algo serio y pasa a ser una putada.

-¿Se ha enamorado de Adriana Ugarte siguiendo el ejemplo de Hitchcock con sus actrices?

-Es que es la bomba. Eso sí que ha sido un choque: tener el reparto que yo quería, porque pensaba desde el principio en ella y Hugo Silva. Quería una película con estrellas, a lo Hollywood, con actores guapos y además buenos. Adriana es para mí la mejor actriz de su generación, no sólo por la fotogenia, sino por la verdad y la magia que tiene su trabajo.

-¿Quería también actores televisivos para captar público?

-Claro. Quería actores conocidos que sirvieran de reclamo para la peli. Pero es que son muy buenos actores. Se tiene un cierto prejuicio hacia los actores de la televisión, pero en Estados Unidos hay muchos que trabajan en tele y luego pasan al cine de manera lógica. Es un prejuicio muy absurdo. El producto puede ser comercial, pero es que todos queremos que las películas sean comerciales. Lo bueno es sorprender, que la película sea lo contrario de lo que parece: piensas que es una comedia para jóvenes y luego te das cuenta de que no es ninguna tontería. Claro que esto lo digo yo, que soy el padre. A ver qué dicen los otros.

-¿Es posible hacer cine de autor aún en España o ha pasado a la historia con la crisis?

-El cine español tenía que estar antes envuelto de esa aureola de cine de autor. Ahora sigue habiendo quienes hacen cosas más arriesgadas, pero todo va tan rápido que no sé qué decir. Yo siento que he hecho una película muy personal. Como en Midnight in Paris, siempre tenemos la sensación de que el tiempo pasado fue mejor, pero no. Dentro de unos años veremos que siempre va a haber cine de autor, igual que siempre lo va a haber comercial.

-¿Cómo es su vida ahora que ya es alguien en este mercado?

-Vivo en Madrid desde hace quince años, aquí he hecho todos mis cortos y mi vida no ha cambiado. He rodado, he terminado la película y ya está casi en cartel. Ha ido tan rápido que aún no sé en qué ha cambiado mi vida. Incluso no sé si voy a seguir rodando películas. Dependerá del éxito de ésta. Hay tantos directores que hacen una y se quedan ahí... Si no puedo, seguiré haciendo cortos. No tengo problema.