L' elisir d' amore

Donizetti

Ovaciones interminables, aclamaciones, aplausos rítmicos... Este público extraordinario ama la ópera hasta llenar por duplicado el auditorio en las dos obras representadas: Rigoletto y Elisir. En la obra de Donizetti, el triunfo se debe sobre todo a la parte musical de la representación. La escena, tradicional y más bien discreta, con un vestuario poco atractivo y, en algunos casos desacertado: Giannetta tiene que identificarse, destacar dentro del conjunto de las aldeanas por el color y la calidad de su atuendo; y Dulcamara, con bata de lunares, no parece un gran dottore. El movimiento escénico secundario, excesivo cuando la atención se centra sobre el personaje principal, como sucede en la llegada del charlatán y sus divertidas ponderaciones del mágico elixir; también, en la celebración anticipada de la boda, que al fin se frustra, los movimientos de los militares resultan muy pasados. Pero el público salva esos detalles y disfruta con una ópera que es sobre todo música.

La Sinfónica de Galicia ha alcanzado una notable madurez; su participación en el Festival de Ópera es importantísima. El público ama a su orquesta, que considera forma parte de las señas de identidad de la urbe. Al frente estuvo Soler, un joven que en la actualidad es director titular del Teatro de la Zarzuela, de Madrid, y tiene un impresionante curriculum; su técnica rectora es suave, elegante, acaso poco imaginativa; pareció costarle trabajo controlar ciertos pasajes. El Coro Gaos, a pesar de contar con solo un año de existencia, se mostró afortunado, en términos generales, si bien tuvo algunas indecisiones y descuadres, pronto subsanados; su mejor capital son las voces, jóvenes y cultivadas. El público coruñés adora a Celso Albelo por su bella voz, perfecta línea de canto y generosidad del registro agudo; en esta oportunidad dio la impresión de no hallarse en plenitud de facultades en el centro de la voz que mostró ciertas opacidades; su versión de Una furtiva lacrima, preciosa, con hermoso juego de volúmenes. De las dos aclamaciones excepcionales que hubo, una fue para él. La otra, para la soprano, Irina Lungu. Típica lírica dotada de excelente mecanismo, voz ideal para el personaje. Bello centro, agudos esplendorosos y facilidad para la coloratura. El barítono coruñés Javier Franco, cantó bien y midió con precisión un personaje, Belcore, que puede deslizarse hacia la caricatura.

De Simone, muy conocido en nuestra ciudad, es un excelente profesional, un barítono que tiene en repertorio numerosos papeles bufos; hace muy bien el personaje de Dulcamara, pero le falta un poco de carácter en los graves para este rol. La también coruñesa Helena Abad, defendió con acierto el papel de Giannetta, poco agradecido, y sin embargo nada fácil.

Intérpretes: Celso Albelo (Nemorino), Irina Lungu (Adina), Javier Franco (Belcore), Bruno de Simone (Dulcamara), Helena Abad (Giannetta)

Coro: Gaos

Orquesta: Sinfónica de Galicia

Director musical: Cristóbal Soler

Director de escena: Francisco López

Producción: Teatro Villamarta, de Jerez