El consumo rápido también le ha llegado a las creaciones culturales, con modas como representaciones teatrales de apenas quince minutos, para no más de una docena de espectadores, con escenarios naturales que imponen realismo y emoción, como las celdas de la vieja cárcel de Segovia.

La galería de la que se fugaron 29 presos de ETA, el 6 de abril de 1976, se convirtió en un contenedor de seis pequeños escenarios, otros tantos calabozos, que albergan 72 sesiones, el viernes y ayer, en un proyecto promovido por Microteatro por dinero y el Ayuntamiento de Segovia.

Se trata de una conquista de espacios de la cárcel para la cultura, incluso para rodajes cinematográficos, con experiencias en las que ya han participado varios artistas.