El arquitecto brasileño Óscar Niemeyer ha manifestado su disgusto por las noticias que le han llegado de un posible cierre o interrupción provisional de las actividades del Centro Cultural Internacional de Avilés que lleva su nombre y ha mostrado confianza en que esto no suceda.

Así lo hace constar en una "carta abierta" que ha escrito en Brasil, donde reside el centenario proyectista, y que ha sido difundida por el Centro Niemeyer. El arquitecto explica en la misiva que ha recibo noticias "inquietantes" de España y comenta: "Circula la información de que van a cerrar el Centro Cultural Internacional, que lleva mi nombre debido a la generosidad de los amigos españoles".

Añade que es consciente de la crisis económica que afecta a numerosos países europeos, incluso a "esa nación admirable", en referencia a España, pero recuerda que se trata de un proyecto que realizó "con el mayor cariño y que al parecer colocó a la ciudad española de Avilés en el mapa turístico-cultural de Europa". Por ello, tiene "la esperanza de que la decisión sobre el cierre o interrupción provisional de las actividades sea modificada, y pronto olvidada".

"La razón de mi disgusto no se limita al hecho de ser una obra que representa tal vez uno de los ejemplos recientes más significativos de mi esfuerzo por sacar partido de las potencialidades del hormigón armado y en defender una arquitectura más libre y menos estandarizada", comenta.

Añade que "se trata también de la pérdida de un espacio fantástico para la promoción de eventos culturales de gran envergadura y del diálogo siempre fecundo entre los diferentes sectores (sin excluir la música o el cine), integrando las artes contemporáneas y la arquitectura.

Oscar Niemeyer muestra su solidaridad con el director del centro, Natalio Grueso, y con sus compañeros de trabajo, pues "sin su apoyo y su entrega total a la ejecución de un complejo arquitectónico capaz de suscitar sorpresas y emociones, esa obra no hubiera alcanzado el reconocimiento que conquistó por tanta gente de valor y el público en general".

"Jamás olvidaré la atención que esos amigos me dieron a mí y al arquitecto Jair Valera, haciéndonos partícipes del progreso de las obras, los detalles de la ejecución y la programación artístico-cultural con un respeto poco común a nuestro trabajo de arquitecto", destaca.