El sexto trabajo de Amaral, Hacia lo salvaje, incluye una canción llamada Riazor inspirada en A Coruña. Seguro que la corearán cientos de seguidores de Eva Amaral y Juan Aguirre mañana y el domingo en el Pazo da Cultura de Narón, donde prácticamente no quedan localidades a la venta.

-El álbum ha tenido una gran acogida por parte del público, y ya es disco de oro, algo nada desdeñable en estos tiempos. ¿Sorprendidos?

-Nos hemos quedado muy sorprendidos. Estamos muy agradecidos a la gente que tiene el disco en su casa.

-Habían anunciado un 'cambio radical', que estaban desechando cualquier melodía que se pareciera a algo anterior de su material. ¿Realmente creen que Hacia lo salvaje es tan diferente, que es 'el disco menos Amaral de Amaral', como se ha llegado a decir?

-Es una evolución lógica de lo que habíamos hecho anteriormente, pero hemos conservado nuestra personalidad. Queríamos que el sonido estuviese más basado en las guitarras de Juan, que tienen mucha entidad y dotan de personalidad al grupo. Continuamos por un camino que iniciamos con el anterior disco, Gato negro, dragón rojo.

-Juan Aguirre ha dicho que en una de las canciones llegan a oírse hasta 12 guitarras. Debe ser un obseso de este instrumento.

-Es un obseso, sí. Se preocupa muchísimo del sonido de su guitarra. Aunque es él el que toca, yo también estoy pendiente de eso. Construye las canciones de tal manera que potencia la melodía de voz. Sus riffs de guitarra contienen melodía dentro, y es uno de los pilares del grupo.

-Riazor va a ser muy aplaudida cuando la toquen en Galicia, sobre todo en Narón. ¿Cuál es la historia de esta canción?

-La trajo Juan de A Coruña, después de una visita por allí. También es fruto de muchos viajes que hemos hecho a Galicia, y de nuestros amigos gallegos.

-¿Riazor trata del suicidio? Parte de la letra podría interpretarse así: 'Prefiero saltar de una vez sin mirar y quiero que tú me sigas'. 'Quién me dijo que no perdería el control cuando iba camino de la destrucción'.

-Habla más de un cambio, de saltar a otra dirección. Trata de alguien que se está autodestruyendo, y no quieres que continúe por ese camino. No queríamos abordar el suicidio, pero cada uno es muy libre de interpretarlo a su manera.

-Siguiendo con los ecos gallegos en el disco, sus estudios madrileños se llaman O Gato Negro en honor a una tasca de Santiago. ¿Cuál es la historia de su idilio con este local?

-La gastronomía popular de Galicia es como para tener un idilio con ella (risas). Siempre hemos comido muy bien allí. La primera vez que fuimos a Galicia estábamos en Santiago y nos metimos a comer en O gato negro. Soy muy friki de los gatos. Nos hizo mucha gracia el nombre y entramos. Comimos muy bien, y le pusimos ese nombre al estudio como una broma. Somos de Zaragoza, muy distintos, y nos gustó mucho Galicia. Nos sigue gustando, pero la primera visita fue como un shock.

-¿A Juan de Dios Martín, su productor y dueño de los estudios Cadadiós, lo escogieron porque es el productor habitual de Xoel López (Deluxe)?

-Con Juande tenemos una amistad que viene de largo. Hemos hecho cosas en directo con él, y Juan (Aguirre) estuvo de gira con Deluxe una temporada. Sabíamos de su talento y nos pareció que estaría muy bien formar equipo con él para grabar este disco. Se ha portado y nos ha hecho muy cómoda la grabación, muy en familia. Nos ha ayudado mucho a ordenar nuestras ideas, porque a veces somos un poco caos.

-El apogeo del 15-M coincidió con el proceso de grabación en el centro de Madrid, a pocos metros de Sol. Hay quien ha dicho que algunas letras, como la de Como un martillo en la pared, parecen inspiradas en el aquellos días.

-Las canciones estaban compuestas antes de que sucediera lo del 15-M. Sí es cierto que grabamos las canciones muy cerca de la Puerta del Sol, centro neurálgico del movimiento. Salíamos a tomar un café y veíamos a la gente hablando en las asambleas. Fue increíble la ilusión que trasladaban a la gente esas personas. Nosotros no nos quedamos a dormir, no éramos protagonistas de nada, simplemente estábamos grabando un disco cerca. En las canciones quizá está ese sentimiento de que algo no va bien y algo tiene que pasar.

-¿Cómo fue grabar en los estudios Electric Lady de Nueva York? ¿Se percibe el espíritu de Jimi Hendrix por allí?

-Sí, queda mucho. Han conservado muy bien el sitio. Si no entendí mal, era el garito nocturno preferido de Jimi Hendrix y lo compraron para montar el estudio dentro. Conserva ese punto psicodélico que debía tenía aquel bar de marcha. Había un ambiente de trabajo muy guay. Estuvimos mezclando el disco con Michael Brauer. Nos lo recomendó Juan de Dios, que había hecho un curso con él y creíamos que podía aportar un buen sonido a lo que estábamos haciendo en O Gato Negro. No fue un capricho. Pensamos que podía funcionar, como así ha sido.

-Antártida y Olvido suenan a R.E.M. (Antártida a Orange Crush) y Si las calles pudieran hablar, a The Smiths.

-Podría ser, sí. Los Smiths han sido una influencia bastante grande, y R.E.M. también, sobre todo en la forma de tocar la guitarra de Juan. Nunca hemos sido amigos de hacer ningún tipo de estilo, las influencias se tienen que filtrar a través de tu manera de ver la música, pero siempre hemos sido fans confesos de R.E.M. y de los Smiths.

-Si las calles pudieran hablar aborda la soledad de los toxicómanos a través de una 'niña bien' que termina tirada en la calle por culpa de la droga. ¿Es un problema que han visto de cerca?

-Lo hemos visto de cerca, como casi todo el mundo. Ves cómo alguien que lo tenía todo se desmorona y no puedes hacer nada. Muchas veces son personas que igual son un poco más sensibles que los demás.

-¿Qué les aporta la incorporación de Jaime García Soriano (Sexy Sadie) a los coros y a la guitarra rítmica?

-Tal y como está construido el disco, es importante que los pilares de guitarra estuvieran también en directo, las potentes y las rítmicas. Yo todavía no me siento capaz de llevar todo el peso de las guitarras rítmicas, y Jaime es un amigo de toda la vida. Nos encanta cómo toca la guitarra y maneja influencias comunes a las nuestras. Se entiende muy bien con Juan.

-El título del álbum recuerda al de la película Hacia rutas salvajes, de Sean Penn, y cuya música compuso Eddie Vedder (Pearl Jam), además. ¿Hay alguna relación con su disco o es simple casualidad?

-La verdad es que no había visto la película. Todo el mundo me comentaba esto (risas), y a raíz de ello he ido a verla y he flipado, porque la historia que cuenta es muy similar a la de la canción. Me emocionó mucho la película, y además la banda sonora, con Eddie Vedder sacando su lado más folkie, me encantó.

-Coincidencias artísticas.

-Sí. Yo creo que es algo que todos llevamos dentro: la necesidad de decir 'me tiro en marcha de este tren'.

-El viernes actuarán en el Centro Niemeyer de Avilés, en un concierto que se retransmitirá por YouTube, algo sin precedentes en España. ¿Les ha afectado algo la polémica con el Centro Niemeyer, y la amenaza de cierre que se cierne sobre él por culpa de la crisis?

-He leído algo en los periódicos, pero no estoy muy al tanto. Hay mensajes confusos de una parte y de otra. A veces los medios de comunicación desinforman más que informan (ríe), dependiendo de dónde leas la noticia. Me gustaría saber qué está pasando.

-Han publicado este disco por primera vez en su propio sello, Antártida. Además de que Antártida es una de sus canciones, ¿va también por el hecho de que fuera de una gran discográfica hace mucho frío y se está muy solo?

-Ahora mismo estamos muy bien (risas). Antártida es una referencia a un lugar misterioso, donde nunca hemos estado pero que nos imaginamos como muy deslumbrante. Es una referencia a la realidad, que a veces es tan brillante que te ciega. Nos gustó mucho como nombre del sello, como la bandera bajo la que vamos a editar nuestros discos a partir de ahora.