Querían que su quinto álbum, Mylo Xyloto, irradiase felicidad, y lo han conseguido. Coldplay continúa por la línea vitalista de su Viva la vida or death and all his friends (2008), cargando las tintas en los estribillos repetitivos y en los "uoooooo" coreables para entrar sin pudor en la categoría de banda de estadios. El pasado miércoles, en el concierto de presentación del disco en la Plaza de Toros de Las Ventas de Madrid, demostraron que les trae sin cuidado que les acusen de populistas.

17.000 personas en el ruedo y varios millones a través de YouTube pudieron presenciar las evoluciones de Chris Martin y los suyos, que comenzaron el concierto a los acordes de Mylo Xyloto, el corte instrumental que inicia y da nombre al disco.

El hecho de retransmitir un concierto en directo por YouTube y el de recurrir al holandés Anton Corbijn, fotógrafo de cabecera de U2, da más munición para las odiosas comparaciones con los irlandeses. De hecho Coldplay se presentó en la rueda de prensa previa en Madrid con la frase "Hola, buenas tardes, gracias por venir, somos U2".

La acelerada Hurts like heaven dio paso a la revisión de éxitos anteriores, como The scientist, Violet Hill y una versión fulgurante de God put a smile upon your face, que terminó con Chris Martin lanzando su guitarra al cielo madrileño.

El empaque de los temas pretéritos contrastó con la comercialidad indisimulada de Paradise, un tema en el que el estribillo se repite hasta hacerse empalagoso, y que en el coso madrileño acompañaron con el habitual confeti con forma de mariposas. No fue el único truco escénico del concierto, que incluyó también fuegos artificiales, grafiti y rayos láser.

Up in flames, la última canción de Mylo Xyloto; Til kingdom come, el tema de X&Y que escribieron para Johnny Cash; y Life is for living, de la época de su debut Parachutes (2000), pusieron el contrapunto intimista al pulso bombástico de los nuevos temas, como Charlie Brown, la primera canción que grabaron para este disco, y Major minus, que por su sonido se ha comparado con el Achtung Baby de U2.

Politik, la canción que Chris Martin escribió el 11 de septiembre de 2011, enlazó con Viva la vida, que terminó, como siempre, con el cantante tumbado en el suelo.

El público sacó pañuelos blancos -previamente distribuidos por la organización- durante la pausa antes de los bises, que comenzaron con la siempre efectiva Clocks.

Martin inició Fix you con la letra de Rehab, el tema más conocido de Amy Winehouse, en homenaje a la cantante fallecida hace unos meses.

Después de que Chris Martin realizase una pintada con la palabra Madrid, comenzaron los acordes -en un teclado pregrabado u oculto bajo el escenario- de Every teardrop is a waterfall, un tema con intrahistoria española: al parecer Martin escuchó la melodía de I go to Rio (o Ritmo de la noche) durante una escena de discoteca de la película Biutiful, ambientada en Barcelona y protagonizada por Javier Bardem.

Pese a los cánticos del público, que coreaba el Viva la vida, no hubo más bises en un recital de cien minutos de duración y milimetrado al límite.

Mientras el rock va desapareciendo de las listas de éxitos, una epidemia de rumores se ha extendido entre las bandas del género. R.E.M. han sido los únicos en hacer efectiva su separación, pero otras bandas históricas, como Depeche Mode y U2, no parecen situar su disolución en un horizonte muy lejano. Los británicos se dan de plazo dos álbumes, y los irlandeses han apuntado de que No line on the horizon (2009) pudiera ser su último disco, aunque pocos se creen esta posibilidad. A la moda se ha sumado Coldplay, que apuntó que Mylo Xyloto podría ser el punto final a su carrera. "Este podría ser nuestro último álbum -declaró Chris Martin al Mail On sunday-. Es la destilación de tres años de trabajo y ahora mismo no me puedo imaginar que venga otro". Sin embargo, el grupo negó el miércoles en Madrid que se vayan a separar. "Amamos lo que hacemos y tenemos que aprovechar el tiempo", aclaró el batería, Will Champion.