Palacio de la Ópera

28 de octubre 2011

D. cía Celibidache -maestro de Märkl-que en cierto ocasión preguntó a Furtwängler con qué tempo debía dirigir determinado fragmento orquestal. Y el gran director rumano comentaba admirado que le contestó: "Eso depende de cómo deba sonar". No tengo por costumbre referirme a los tempi elegidos por los directores: debe aceptarse un margen de libertad en la opción de la batuta; sobre todo en Brahms, que jamás da indicaciones metronómicas. Pero... siempre que suene como debe sonar. En A Coruña, hemos escuchado muchas versiones de la Cuarta Sinfonía del compositor hamburgués; ello, sin contar las muchas interpretaciones que hemos oído en grabaciones discográficas. Cada director pone de manifiesto su estilo propio y su personal criterio; pero, en la mayor parte de los casos, la obra suena como debe sonar. La de Märkl no es una mala versión, pero la excesiva velocidad (exceptuemos un segundo tiempo muy bello, muy encalmado), hace que se pierdan muchas líneas sonoras, produce una sensación de total uniformidad y no permite casi nunca la dilatación del tempo en ciertos pasajes y en frases concretas.

A pesar del entusiasmo mostrado por el público e incluso por los profesores de la orquesta, en mi opinión, esta Cuarta no pasará a la historia. Y no hablo de errores puntuales, aunque algunos hayan tenido cierta relevancia. Me gustó mucho más la batuta en el concierto de Sibelius; es verdad que el solista se distingue por el refinamiento sonoro, la elegancia en el fraseo, la serenidad expositiva; todo lo cual revalidó en la Sarabanda de la Partita nº 2, en Re menor, BWV 1004, de Bach, que tocó como bis. El público aclamó al joven intérprete (22 años), que va lejos. Los Preludios, de Liszt -que también hemos escuchado muchas veces- tampoco harán historia, pero estuvieron más en su sitio.

Intérpretes: Eugene Ugorski (violín). Orquesta Sinfónica de Galicia

Director: Jun Märkl

Programa: : Liszt, Los preludios (poema sinfónico nº 3); Sibelius, Cincierto para violín y orquesta en Re menor, opus 47; Brahms, Sinfonía número 4 en Mi menor, opus 98