-¿Cuál es su percepción de los discos en directo? ¿Es de los que los odian porque cree que nunca consiguen reflejar la atmósfera de un concierto?

-Tengo una relación de amor-odio con ellos, pero lo que hicimos fue grabar un disco de estudio en directo para captar todo lo que queríamos captar. En un teatro es muy difícil que esté todo el mundo concentrado y que salga todo bien. Así que convertimos un estudio en un escenario. No queríamos realmente un directo al uso, sino grabarlo todo otra vez, en un estudio, y hacer un disco, no un concierto.

-¿El directo que grabó hace un par de años Jorge Drexler (Cara B), con público escogido y sin aplausos, sirvió de referencia para este disco?

-Sí. La verdad es que hablé de eso con Jorge y me contó cómo lo había hecho. Su disco fue grabado en el mismo plató, creo. Cuando me lo contó Jorge me pareció una idea buenísima. La gente con la que trabajo en Dro son los mismos que trabajan con él, y plantearon esta idea. Le podemos dar las gracias a Jorge Drexler, porque aprendimos de su experiencia.

-Mientras preparaban la grabación del disco se produjo el registro policial de la sede de la SGAE. ¿Es cierto que estaban retenidos, que no dejaban entrar ni salir del edificio?

-Cuando llegó la Guardia Civil no dejaba entrar ni salir a nadie y le pedía la documentación a todo el mundo hasta que comprobó que íbamos allí a trabajar. Cuando llegué me encontré a la Guardia Civil fuera. No podía entrar, pero a los cinco minutos se llevaron al implicado en cuestión y se fueron de allí como si no hubieran estado, con montones de cajas de documentos. Fue más bien anecdótico, no perdimos mucho tiempo.

-Algunos de los invitados del disco son amigos suyos desde hace tiempo, como Xoel López y Rubén Pozo, pero otros son más recientes, como Santi Balmes, el vocalista de Love of Lesbian.

-Soy fan absoluto de Santi. Le conocí hace unos años, cuando salió (el álbum) 1999 (2009). Yo conocía a Julián (Saldarriaga), el guitarrista de Love of Lesbian. Cuando iba a Barcelona quedaba con él. Un día que actuaba en Barcelona invité a cantar a Santi y nos conocimos personalmente. Desde ese momento hemos sido muy amigos, nos queremos mucho. Supongo que hay una nueva rama catalana con Santi, Love of Lesbian, Sidonie... Este año he coincidido mucho con ellos.

-Estuvo mucho tiempo harto de Años 80. ¿Le ayudó a retomarla las versiones que hicieron de ella otros músicos, como la de tu amigo Quique González al piano?

-Sí. Hacía mucho que no tocaba esa canción, la tenía apartada. Creo que la única vez que la canté en ese tiempo fue con Quique, que tocaba una versión muy bonita de piano. Hace poco hice una versión también al piano, y fue cuando me animé. Pillé todas las canciones con muchas ganas. Lo que no quería era tocar canciones que no me apetecieran. A veces hay que alejarse de las cosas para volver a necesitarlas.

-Temas como El mundo de Wayne y Quiero hacerte gritar, del repertorio de Los Piratas, ya no pega cantarlas con 41 años...

-Ya no. Hay un montón de temas que no tienen que ver conmigo. Bueno, sí, son míos y estoy orgullosísimo de ellos, pero ya no tengo edad para ciertas cosas (risas).

-De los recopilatorios se suele decir que cierran una etapa y abren otra. ¿Es este su caso?

-No lo sé. Siento que abro y cierro etapas todo el rato. Cada disco lo veo como una etapa. Mi vida va cambiando continuamente y cada álbum me pilla en un momento vital diferente. Tiro pa alante, y ahora esto es lo que me toca.

-Los directos sirven también para cubrir el expediente cuando se acaba contrato con una discográfica. Tampoco es el caso de Confesiones....

-No, además renové hace un año. Tengo una relación maravillosa con Warner. Me cuidan un montón. Me siento súper a gusto con ellos y creo que ellos también se sienten súper a gusto conmigo.

-¿Su método de escribir letras se parece a la escritura automática? ¿Vomita canciones sin saber qué significan?

-Hay varias maneras. Generalmente me manejo con melodías y armonías que me sugiere Amaro (Ferreiro), o que va sacando Pablo (Novoa) o yo... Cuando trabajo en equipo, varío música y letra con Amaro hasta que sale una canción. Ahí sale la escritura más automática: en el fondo sé lo que estoy diciendo, pero no acabo de hilar todo lo que digo. Dejo pasar cuatro o cinco días y matizo cosas del medio de la letra: preposiciones, nexos... Meto palabras para llenar. Hay otro método por el cual tengo una música en la cabeza y espero a que aparezca una letra. También hay veces en que tengo una letra y luego me doy cuenta de que no iba de eso... Supongo que la coña de escribir tiene que ver con que las palabras son combinables, como los números. Si cambias las puntuaciones, las palabras varían de significado. Y yo intento que tengan dos o tres significados, es lo que me suele interesar.

-¿Es inquieto a la hora de buscar nueva música? ¿Bucea en Spotify o escucha los clásicos?

-Va por temporadas, la verdad. A veces estoy más cerrado al mundo, y otras veces, más abierto. Escucho lo que me envían los amigos, pero también vuelvo a lo de siempre. Tengo una lista en Spotify que se llama 'canciones guays', o algo así, y ahí meto desde Amy Winehouse y Ray Charles a (Ryuichi) Sakamoto. No es que me interesen mucho las novedades, resulta agotador ir detrás de lo nuevo. En mi memoria se van metiendo canciones que son parte de mi vida. Cuando necesito encontrar mi centro y sentirme reconfortado, vuelvo a esa lista de 'canciones guays'.

-Como dice Andrés Calamaro, 'siempre ha habido más música que tiempo'. Pero ahora, con internet, la oferta es aún más abrumadora. Resulta difícil escoger el trigo de la paja.

-Sí, es imposible. Es un exceso de información tan bestia... La música tiene una vida propia. Dicen que internet conecta, pero lo que conecta son las personas, como una pandilla de chavales en la universidad, que se pasan cedés entre ellos. Por mucho que una canción esté en internet cien mil veces, no sabemos cuántas veces se reproduce en los oídos de la gente. A todos nos pasa bajarnos cosas que nunca llegamos a escuchar. Me interesa más lo que pasa en los coches, en los ipods, en el metro, en los pisos de estudiantes... Es por ahí por donde se mueven las canciones.

-Ha realizado un montón de colaboraciones con otros músicos en los últimos años. Incluso le han servido para hacer nuevos amigos, como Orozco. ¿Le cuesta decir que no cuando le llaman?

-Las colaboraciones las acepto cuando puedo. En general estoy muy dispuesto a trabajar con todo el mundo. Más que enriquecedor, suele ser bastante divertido. En mi trabajo es muy importante la diversión. No se aprende con los palos, sino riendo. Una de las cosas buenas de mi trabajo es que permite relacionarme con gente que tiene mucho talento, aunque no tengan que ver con lo mío. Sería una pena desperdiciarlo.

-Hablando de diversión, utiliza Twitter de forma lúdica, no como instrumento promocional.

-Sí, me lo paso bastante bien. Vivo en el Val Miñor desde hace muchos años, e internet me conecta con el mundo. Muchas veces es la solución para pasar una buena noche, relacionarte con gente, ver películas, escuchar música. Twitter es la vía más rápida para acceder a internet y es parte de mis horas de ocio, no hay ninguna obligación.

-Tuiteó su paso por la acampada de Sol en los momentos cumbre del 15-M. ¿Cuál es su percepción de este movimiento, pasado ya un tiempo?

-Antes hablabas de la saturación de la música, y esa saturación la vivimos también en otros campos. En el ámbito informativo es todavía mayor. Ya no existe la noticia, existe la opinión. No hay nadie que diga: 'ha pasado esto'. Todo es opinión, y se pasa un poco de vueltas. Cualquiera puede opinar. Sé lo que viví en el 15-M. Me coincidió con una gira y estuve en Burgos, en Murcia, en Madrid, en Zaragoza... Pasé por todas las acampadas. Hay algo en el movimiento que está muy bien, pero es muy difícil mantener esa historia con una jerarquía horizontal. Espero que de eso salgan cosas que funcionan en otro lado. Al menos sirvió para poner de manifiesto que algunos estamos cansados, y que esos 'algunos' no somos de un colectivo determinado, hay un poco de eso en todos nosotros. Veremos qué pasa en las elecciones.

-Ha confesado en alguna entrevista que el final de Los Piratas no fue demasiado agradable, que la convivencia se degradó. ¿Escucha la música de Fon Román, le parece interesante?

-Me parece que está muy bien. Creo que los de Fon Román son muy buenos discos.