Julio Verne imaginó en el siglo XIX la llegada del hombre a la Luna y la creación de extraordinarias máquinas para explorar la Tierra. En 1992, la novela Snow crash de Neal Stephenson daba pie a crear Second Life, un mundo virtual en 3D de interacción social promovido por Linden Lab y Philip Rosedale que se hizo realidad en internet pocos años después. Son dos ejemplos de cómo la literatura ha encendido la chispa de la invención tecnológica.

Ahora, en 2012, el gallego Eduardo Santiago inventa un nuevo sistema para contar, la numeración anacíclica binaria; así como el tiempo imaginario, diferente del real y fabricado en un simulador de la realidad virtual. Los dos apuntes surgen en su libro 2044 (Galaxia), donde los humanos del mañana no duermen en camas sino en cabinas del sueño, con un programa informático que los despierta con la música que les gusta y un mensaje de buenos días.

En la obra, hay educación personalizada en los hogares con un sistema automático de Educación Continua a través de la supranet en el que cada alumno se marca las horas al día y la distribución de las mismas para las clases.

Resulta inevitable preguntarle a Eduardo Santiago acerca del subgénero de ciencia ficción tecnológica. Para este funcionario autonómico que se estrena como autor narrativo, "hay un vacío en la literatura gallega sobre este tipo de novelas que hay que llenar. Pienso que 2044 puede ser el inicio de algo para que detrás de ella vengan muchas más novelas de este estilo. Lo que echo en falta son novelas con ideas, la mayor parte de la literatura actual se basa en la guerra, preguerra o posguerra civil, también en novela negra con detectives. Yo quería reflejar un montón de ideas que pueden llevarse al debate en la escuela".

La novela apunta una posibilidad de hacia dónde puede ir esta sociedad tecnológica dentro de medio siglo. "Teniendo en cuenta lo que avanzó en los últimos 40 años, yo realizo una proyección de cara el futuro de lo que podría acontecer en una sociedad industrial. Es una posibilidad", explica una persona que no duda que hay cierto recuerdo a George Orwell en su 2044.

El editor Francisco Castro, de Galaxia, reconoce que "en el panorama literario gallego la literatura de ciencia ficción es más bien escasa". "La literatura gallega es moderna, trata las mismas temáticas que las del resto del mundo, donde la literatura de ficción científica no es uno de los géneros más tratados".

Rodrigo Vizcaíno, coeditor de Urco Editorial -especializada en literatura fantástica, gótica y de ciencia ficción original en gallego y traducida-, coincide: "Cada año nos juntamos para decidir qué libros publicar o traducir y siempre hay un problema; la relación se queda corta porque incluso fuera de Galicia es un subgénero con pocas obras".

Mutantes y 'zombies'

No obstante, a veces, surgen sorpresas. El pasado año fue Alba Payo con O que Darwin non previu, novela editada por Urco que presenta dosis de terror y ficción científica con seres mutantes infecciosos. En castellano, pero de autor gallego, llegó Instinto de supervivencia de Darío Vilas, con los zombies como protas.

En lo que va de 2012, la estrella en esta área en gallego podría ser 2044. "Llena un enorme vacío editorial", añade Francisco Castro, quien recuerda obras de Ramón Caride Ogando mordisqueando el subgénero desde los años 90.

Soños eléctricos, de Caride Ogando, narraba los encuentros y desencuentros de un asesino y un artista de clase alta en una sociedad cerrada y en una ciudad devastada del futuro. En Perigo vexetal, el mismo autor presentaba la Galicia del 2075 con una red informática universal que busca dominar el mundo, al tiempo que una nueva planta modificada genéticamente ha sido diseñada para borrar a los otros cereales de las tierras.