"Seguro que en estos momentos mi padre se encuentra en esa fila enorme de la Santa Compaña que describió Castelao en el Alba de Gloria y seguro que está al fondo de la fila, sonriéndose, mirando hacia abajo y diciéndonos 'pero por qué me hacéis este homenaje si de verdad no lo merezco, lo que hice no tuvo mucha importancia". Así se imaginó ayer a Isaac Díaz Pardo su hijo Xosé, durante el homenaje que le rindió la Xunta al intelectual galleguista muerto el pasado 5 de enero a los 92 años.

El acto tuvo lugar en la Biblioteca de la Cidade da Cultura, el mismo sitio que guardará los 60.000 documentos que el galleguista decidió ceder en custodia al Gobierno gallego. Si entonces su elección se topó con peros por parte de la familia, que prefería una fundación que evitara la disgregación de su legado, la intervención de Xosé Díaz recordó que para su viuda e hijos la fragmentación de esa herencia sigue siendo una preocupación. Al respecto, señaló que su familia tiene la "difícil tarea" de "recomponer su legado moral, que es imponente, y su legado material, que es muy significativo". Dicha tarea, resaltó Xosé Díaz Arias, es "ineludible" porque "la única manera de trascender su obra es manteniéndola unida porque unas partes del conjunto sin las otras lo descomponen y no permiten desvelar el todo", alegó. "Es ese todo, poliédrico y múltiple, el que le da a Díaz Pardo un carácter único, su potencia, su valor", añadió.

Durante el homenaje, al que puso música la gaiteira Susana Seivane, desfilaron desde los arquitectos Manuel Gallego Jorreto y Andrés Fernández Abalat hasta su hijo Xosé y el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, pasando por los historiadores Xusto Beramendi, Ramón Villares y los escritores Xavier Seoane y Luz Pozo, para dar testimonio de la figura del creador del grupo cerámico Sargadelos.

Así, Núñez Feijóo puso a Díaz Pardo de ejemplo de una vida dedicada "a un compromiso llamado Galicia" y auguró que será siempre "un referente para la construcción del porvenir". A juicio del presidente de la Xunta, la principal tarea de Díaz Pardo fue la de "tejer sueños".

Para Gallego Jorreto el recuerdo que deja "es de vida" y lo definió como "un creador" y "un patriota" que tuvo a Galicia como "referencia constante de su vida", mientras que Fernández Abalat, ligado a su proyecto, destacó su faceta creativa: "Hablamos de uno de los mejores pintores figurativos de Galicia en el siglo XX", enfatizó.

Justo Beramendi, presidente del Patronato del Museo do Pobo Galego -cargo que ocupó Díaz Pardo durante una década- hizo hincapié en que, si bien para "la mayoría" era un "protagonista" al "impulsar grandes proyectos", también sabía actuar como un "disciplinado soldado" cuando tocaba. Por su parte, Ramón Villares disertó sobre su faceta de "emprendedor con raíces, esto es, con memoria y con patria".

La poetisa y académica de la lengua gallega Luz Pozo leyó un poema dedicado a Díaz Pardo y Xavier Seoane insistió en lo mucho que Galicia va a "echarle en falta" en unos tiempos, dijo, como los actuales, en los que palabras como "solidaridad" o "altruismo" resultan "obsoletas".

Acompañaron a la familia de Isaac Díaz Pardo en el homenaje, además de Feijóo y varios conselleiros, el delegado del Gobierno en Galicia, el expresidente de la Xunta Emilio Pérez Touriño, el líder de los socialistas gallegos Pachi Vázquez, la presidenta del Consello Económico e Social, Corina Porro, los portavoces parlamentarios de los tres partidos, el Valedor do Pobo, el arzobispo de Santiago o el Fiscal Superior de Galicia.