El escritor Petros Márkaris, que recibió ayer en Barcelona el premio Pepe Carvalho del festival de novela BCNegra, se mostró pesimista respecto a la resolución de la crisis griega, que está acabando, a su juicio, con las perspectivas de futuro del país. El padre del comisario Kostas Jaritos entiende que las cosas en Grecia "van de mal en peor" y asegura que la gente ahora ve que no hay perspectivas y que "sufrirán durante muchos años".

Sus últimas novelas, precisamente, ya reflejan cuestiones como los créditos bancarios o la evasión de impuestos, y aunque no olvida su particular sentido del humor, reconoce que ahora plasma situaciones lúgubres, con personajes que no están en su mejor momento. El autor recordó que cuando hizo público que tenía previsto escribir una trilogía sobre la coyuntura económica, una joven periodista le preguntó: "¿Cree que la crisis durará tanto como para escribir tres novelas?", y él respondió: "Da gracias si solo dura tres novelas".

Ayer señaló que después de Con el agua al cuello (Tusquets), en octubre de 2011 publicó el segundo volumen de la trilogía, titulado Pereosis, una palabra griega de difícil traducción y que tiene que ver con el fin de la vida, pero también con una tasa fiscal relacionada con cerrar y finiquitar contabilidades.

Ahora, Jaritos se enfrentará a un asesino que se autodenomina el Recaudador Fiscal Nacional y que acaba con la vida de evasores fiscales después de inyectarles cicuta, el mismo veneno que acabó con la vida de Sócrates. A su juicio, la evasión fiscal es una "enfermedad social al no respetar los valores comunes que cualquier sociedad debe cumplir".

La tercera parte de esta trilogía, que no sabe si continuar con otra novela o con un epílogo, se titulará Pan, educación y libertad, lema que utilizaron los jóvenes griegos para enfrentarse a la Junta Militar que gobernó el país entre 1967 y 1974. En esta parte de la serie los jóvenes serán los protagonistas al entender Márkaris que, igual que en España, son los que "más pagarán por esta crisis". Parte de la responsabilidad de lo que ocurre en su país, dijo, es de los propios griegos por sus decisiones políticas y por haber sucumbido a un sistema "de riqueza de ficción".