-¿Corren buenos tiempos para el cine en España?

-El principal problema es la falta de conciencia que hay en la sociedad de que el cine es un trabajo. Se considera que descargarte lo que quieras es una revolución libertaria, pero yo nunca he visto una revolución libertaria que vaya en contra de los intereses de los trabajadores. Otro problema es que luego se vean las películas en unas condiciones infames, que distan mucho de las formas en las que tú has trabajado tu película.

-¿Algo positivo?

-El acceso facilísimo que estamos teniendo todos a la cultura, a ver todo tipo de películas y escuchar todo tipo de música, que es algo maravilloso. Pese a todo lo que he dicho antes, este es un momento fascinante, porque podemos trabajar y hacer películas en casa, comunicarnos con gente que nunca imaginaríamos... es un momento confuso pero luego acabará siendo todo más normal, habrá un reajuste de todo: dónde se proyectarán las películas, dónde irá la gente a verlas, etc.

-No aboga por la cultura del 'todo gratis'.

-A mí me encantaría que el servidor fuera gratis, que Telefónica lo dejara todo gratis. Me llama la atención que la cultura es lo que tiene una divulgación mayor, que hay un interés en las redes y no me preocupa ese acceso a la cultura.

-¿Qué les diría a los jóvenes que quieren dedicarse al cine y que acudieron a su conferencia?

-Que lo hagan por vocación y, sobre todo, que trabajen mucho. Tenemos la ventaja de que podemos trabajar con distintos ritmos y, como en cualquier otro oficio, es muy importante la parte de conocimiento artesanal de tu medio, y esto solo se pilla trabajando: haciendo cine, grabando, montando... Y haciéndolo sin parar.

-'El cine español es tan variado actualmente que ya nadie puede decir que no le gusta', ha dicho. -Claro, si alguien dice 'no me gusta el cine español' así a saco, es un perezoso, porque es muy difícil que no te guste nada. Habrá un millón de cosas que no te gusten, pero como en todos los negocios. Si no te gusta Santiago Segura intenta ver a Andrés Duque, y si no te gusta Duque, intenta ver a Bayona. Hay gran variedad, desde un cine totalmente independiente, más marginal, hasta un cine de género, pasando por todos los estilos. Eso es muy bueno, por suerte la oferta cada vez es mayor.

-¿Qué hay del cine de las autonomías?

-Creo que seguir pensando en cines nacionales tiene muy poco sentido. El cine, ya de entrada, es un arte que nace con el viaje a la Luna, así que cómo vamos a estar hablando de provincias... Yo me comunico mucho más con cineastas que no están en Barcelona que con algunos que sí lo están, y a veces puedes encontrar un cineasta argentino o filipino que se parece más a ti que tus parientes.

-Pa negre ayudó mucho a relanzar esa etiqueta de 'cine catalán'.

-Todo lo bueno que le pase a Villaronga me alegra, es un grandísimo cineasta y un tipo generoso. A partir de aquí, a mí me gusta pensar que una película crea tendencias y eso ocurre muy raramente. En este caso sucedió, porque Villaronga es un director con un estilo muy particular, pero no creo que se convierta en un modelo ni que esta película sea extrapolable al resto del cine catalán.

-Su última película, Los pasos dobles, ganó en el festival de San Sebastián pero no sonó en los Goya. ¿Le molestó?

-No, para mí es algo normal, la única vez que fui candidato fue con El cuaderno de barro, y no me esperaba estarlo también con esta.

-¿En qué trabaja ahora?

-Hace poco terminamos el guion de una película de ficción que se llama La próxima piel, en la que el productor es Rafa Portela -gallego afincado en Madrid- y también estoy escribiendo una comedia para televisión protagonizada por Albert Pla e Iván Telefunken.

-¿Cortometrajes o películas?

-Para mí los cortos son películas en sí, no los veo como una carta de presentación para hacer una película, que puede llevarte años. Los cortos son mi forma de seguir trabajando sin parar y sin tener que pagar; mi visión es hacer cine como quien hace rock and roll, con esa misma inmediatez. Si quieres hacer algo, lo haces, y no esperas financiación ni esas cosas. Borges solo escribía cuentos, no novelas, y no era un escritor menor, ni mucho menos, pero no, no me estoy comparando con Borges (risas).

-Aquí en Galicia tenemos un festival de cortos que cada año gana más adeptos, el de Cans. ¿Ha estado alguna vez?

-No he estado nunca, pero Luís Tosar me contó que es fantástico, que les habían hecho poner las pezuñas en el cemento... El festival Play-Doc de Tui tiene este año una programación cojonuda, con Artavazd Pelechian y Ross McElwee. Un festivalazo.

-Dos cineastas gallegos han triunfado en el último año: Rodrigo Cortés y Óliver Laxe.

-Me gustó mucho Buried y Todos vós sodes capitáns, son el ejemplo claro de que hoy en día se hace cine muy, muy distinto.