-¿Aporta novedades en la protección del patrimonio el proceso judicial entre España y el Odyssey Marine Exploration?

-El procedimiento del Odyssey que se ha cerrado en EEUU no es un caso único; el asunto tiene precedentes. 'Los bienes culturales que proceden de naufragios españoles, aunque sea fuera de territorio español, se consideran tumbas de ciudadanos españoles', dicen. Y se aplica la misma legislación que tiene EEUU para los buques que fueron hundidos, por ejemplo, en Pearl Harbor, donde entiende que son tumbas de soldados. Así que han considerado que los bienes de Nuestra Señora de las Mercedes pertenecen a España.

-¿Qué precedentes existen?

-La Juno y La Galga. Son buques que incluso estaban sumergidos en aguas jurisdiccionales no españolas, ni estadounidenses. En todo caso se entendía que eran de bandera española. El planteamiento que hace España con la Mercedes es que hay una convención de patrimonio cultural subacuático.

-Hay quien solo aprecia las monedas y quien ve un lugar donde yacen restos mortales.

-Es una lucha de principios. Se ha gestionado con el principio de la necesidad de conservación. Lo que ha defendido España es lo que marcan los arqueólogos subacuáticos: que cada vez que se extrae, se deshace un patrimonio. Deben mantenerse como dice la Unesco, in situ. Y luego, hablaban del expolio. Partía de la necesidad de que, siendo tumbas de soldados españoles, se aplican los principios que rigen en el derecho norteamericano. Pero ha sido una lucha a cara de perro.

-¿Queda totalmente demostrado que ha sido un expolio?

-Hay otros matices por parte de la empresa, que no lo considera expolio. Querían incluso cargar el importe por la extracción. Cuando estamos hablando de estas piezas, vemos una valoración económica fuerte. Medio millón de dólares creo que es una cantidad demasiado elevada para lo que realmente hay. Al contrario, implican un gasto en musealización, control... Y el Estado deberá decidir a qué museos van...

-El director del Museo Naval de Madrid, Gonzalo Rodríguez González-Aller, sostuvo recientemente que el legado se repartirá entre el Museo Nacional de Arqueología Subacuática de Cartagena y el Museo Naval de la Armada, en Madrid. También sopesan donar una colección a EEUU.

-No tengo noticias al respecto. El de Cartagena sí tiene un plan de musealización. Sé que el Museo de la Casa de la Moneda en Soria reclamaba también tener algunas. Muchas piezas, al estar en un medio salino tienen incrustaciones y se compactan. Y luego, tampoco hay tanto oro....

-¿No se habla de que Galicia opte a exponer estas piezas?

-No sé cómo se puede organizar eso, si habrá exposiciones temporales o de si algún modo se podría traer por ejemplo, al Museo del Mar de Vigo. Si este podría ser acreedor de algún tipo de exposición temporal, sería idóneo.

-¿Qué procedimientos penales hubo recientemente en Galicia por pecios?

-Hemos tenido varios. Sufrimos una experiencia curiosa: un procedimiento en el que unos marineros ingleses excavaron un barco hundido a finales del siglo XIX en la zona de Corrubedo. Y fueron condenados penalmente. Es llamativo que la documentación de estas épocas facilita mucho la localización de los pecios. Son compañías que tienen documentación del Archivo de Indias. Pero se conocen también buques más recientes, en los que hay textos de arqueólogos submarinos como el coruñés Miguel San Claudio Santa Cruz sobre la localización. Como el vapor Douro, un barco inglés que naufragó frente a las costas de Laxe en 1882 y fue expoliado por submarinistas inglesas. Y ha habido más diligencias en las fiscalías gallegas sobre localizaciones de buques y se mantiene cierta vigilancia.

-¿Qué opina del legado arqueológico de la ría de Vigo?

-Los restos de Rande y todo lo que hay en la ría de Vigo, con permiso de Julio Verne, es espectacular. Desconozco si hubo más investigaciones penales, aunque sí sabemos del intento frustrado de aproximación al Santo Cristo de Maracaibo (hundido frente a las islas Cíes cuando era remolcado hacia el Canal de la Mancha).

-Hay hipótesis de todo tipo sobre el legado arqueológico subacuático. ¿Usted cree que existen tesoros aún ocultos bajo el mar en Vigo?

-Sin duda, los hechos de la batalla de Rande legan ese valor cultural, que está más allá de los cien años exigidos por la convención. Es un objeto de especulación recurrente en los veranos, no sé por qué. Desde que España ratificó la convención de la Unesco, la regla es clara: Los yacimientos están in situ. No se pueden enajenar con fines comerciales los objetos que proceden de yacimientos del patrimonio cultural subacuático. Ninguna empresa podría negociar con el Estado.

-Pero, ¿hubo oro y plata?

-El Santo Cristo de Maracaibo, parece que estaba bastante dañado. Yo he visto en la numismática inglesa una serie de monedas que se acuñaron en las que se menciona Vigo. Me consta que dicen que han sido acuñados con plata de restos de la batalla de Rande. Aunque las monedas existen, puede que forme más parte de la leyenda. Se pueden adquirir aún hoy. Y hay una calle en el centro de Londres, llamada Vigo tras el éxito de la batalla.

-El Ministerio y la Armada firmaron un convenio para levantar una carta de pecios e impedir que empresas cazatesoros intervengan.

-Hay un acuerdo de vigilancia de los pecios en virtud de ese convenio, pero se ha centrado más en la exploración de pecios.

-¿Cree que se debería reforzar la vigilancia o el control por parte de la la Guardia Civil?

-Las medidas de vigilancia en Galicia son complicadas porque las zonas son amplias, porque desconocemos la ubicación exacta de los pecios y porque son zonas con actividades pesqueras. Me consta que hay interés en denunciar y que la población es sensible con la necesidad de protección de los yacimientos. Cuando se aproximan las fechas veraniegas parece que reaparece el interés por estos yacimientos. Existen casos en los que se denuncia expolio y la Guardia Civil interviene.

-¿Cree que aparecerá el Códice Calixtino de la catedral?

-La causa está declarada secreta. La policía está trabajando mucho. No puedo hablar, puedo manifestar mi deseo de que aparezca. Pero cometería un delito si abriese la boca.