"¿Por qué no tomamos en cuenta la lecciones del pasado siempre tan contemporáneas?" Esta pregunta que se formula el escritor y exministro de Cultura César Antonio Molina podría definir su nuevo libro Donde la eternidad envejece, un viaje interno y externo por diferentes países que le sirve al autor para hablar de arte, literatura, filosofía o la sociedad en general. Donde la eternidad envejece, publicado por Destino, constituye el quinto volumen de lo que este prolífico narrador y poeta denomina Memorias de ficción y que continúa la estela de títulos como Regresar a donde no estuvimos, Esperando los años que no vuelven o Lugares donde se calma el dolor.

En este nuevo libro, Molina dice a Efe, que ha tratado de vencer y engañar al tiempo. "Ya se sabe que el tiempo físicamente es imposible de vencer, pero sí se puede engañar a través de nuestras obras, de las creaciones de otros y de otros tiempos que nos hacen trascender la época y el tiempo", explica el escritor coruñés.

Y para llevar a cabo este reto con el tiempo, que siempre ha sido una constante de todo creador, Molina toma la metáfora del viaje y pone como ejemplo un dicho árabe: "La esfinge teme al tiempo y el tiempo teme a la esfinge". Se trata de obras humanas que compiten en su eternidad con el propio tiempo.

Y obras de las que habla el autor en este libro que recorre escenarios como Roma, Nápoles, París, Burdeos, Madrid, Ibiza, Manchester, Berlín, Estocolmo, Sarajevo, Estambul, El Cairo, Shangri-la, Pekín, Tokushima, Nueva York, Rosario o México, entre otros. Lugares, obras de arte, acontecimientos o espacios como los cementerios, sitios a los que este periodista, escritor y profesor de Teoría de la Crítica en la Universidad Complutense le dedica un capítulo, con los cementerios de París, de Pere Lachaise, donde están las tumbas de Marcel Proust, Honoré de Balzac u Oscar Wilde o el de Montparnasse, donde reposan Beckett, Cortázar, Jean Paul Sartre o Simone de Beauvoir.

Un libro que también es una reivindicación del lector. "Quiero decir con orgullo que soy un gran lector, me gustaría decir que soy un gran escritor, pero eso no lo voy a decir; pero sí digo con soberbia que soy lector, y que el lector es también un artista al que no se ha considerado", argumenta Molina (A Coruña, 1952).

"Parte de los problemas que tenemos hoy en día en la lectura vienen de ahí -continúa-, de considerar que solo el creador es un genio, cuando el lector es tan importante como el propio escritor, y al que cuidar para que no desaparezca. Esto forma parte de los estudios que hay que hacer con las nuevas tecnologías. Debemos crear más lectores y mejores, lectores que interpreten la obra creadora", matiza Molina, que fue ministro de Cultura con José Luis Rodríguez Zapatero.