-Es escritor y jefe de la Policía Local de Gijón, ¿qué fue primero?

-Hombre, lo primero es lo de policía, pero se dieron ambas cosas a la vez porque desde los 16 años colaboro con la prensa de provincias. Para mí, literatura es todo: las columnas de prensa, los ensayos, que escribo desde que tenía veintipocos años, pero empecé con la novela cuando marché a Gijón destinado, allí empecé a conocer a los escritores de novela negra que iban al festival y empiezo a embarcarme en ese registro. Me influyó mucho en ese momento el escritor cubano afincado en Gijón Justo Vasco, que decía que una novela podía decir lo mismo que un ensayo pero llegar a más gente.

-Y desde entonces ha escrito siete novelas, pero no vive de la literatura.

-No, por supuesto, vivo de policía local. Tengo muy claro cuál es mi vocación y cuál mi profesión, aunque ambas son vocacionales, pero si en algún momento tuviera que elegir, perdería la literatura.

-Siendo policía, ¿era casi obligado que acabase escribiendo novela negra y no novela romántica, por ejemplo?

-Pues tampoco estaba tan claro porque conozco también policías que son poetas o que cultivan otros géneros.

-Pero usted no es un policía al uso, también es licenciado en Filosofía y Ciencias de la Educación.

-Sí, pero porque es un mundo que me gusta, el de las humanidades y la enseñanza, lo que pasa es que luego tienes algo en la cabeza que llega un momento que tienes que sacar a través de la literatura.

-¿Se nutre de la realidad de su trabajo para sus libros?

-Siempre he procurado alejarme de la actualidad, porque hay gente a la que no debes meter en las tramas, pero no de la realidad, así que mis novelas son realistas pero no actuales.

-¿Se ha retratado alguna vez como personaje de alguna de sus novelas?

-Sí, bueno, el amigo Andreu Martín me tomó de modelo para crear su personaje, el jefe Álex del Toro, en El blues de la semana más negra. Así que me han convertido en personaje y me siento halagado.

-Yo me refería a sus novelas, pero veo que además sale en las de otros.

-En las mías es como en todo, cualquier escritor va dejando pellejo en sus obras.

-¿Y sus compañeros no le temen cuando se pone a escribir?

-No, no, saben que yo cuento cosas alejadas de la actualidad, más enfocadas en el pasado. Foucault habla de los puntos de confusión, donde conoces el principio y el final, pero lo que da juego es saber qué pasó en medio, lo que se especula, y en ese campo me muevo yo.

-¿Por qué cree que gusta la novela negra, donde no hay más que crímenes y asesinos, con la que está cayendo?

-Es que en la novela negra el crimen es una excusa para ahondar en las alcantarillas de la historia o de la sociedad. El autor provoca un asesinato para reconstruir el alma individual y colectiva.

-¿No le seduce escribir de la situación actual, con tanta crisis y corrupción?

-Ya lo está haciendo Petros Márkaris, que en su libro Con el agua al cuello hay un asesino que mata a un banquero. La crisis ya está generando novelas y cuando acabe hará aflorar muchas más.