Ángela Rodicio es una de las periodistas más conocidas en España gracias a su trabajo como enviada especial de TVE a algunos de los conflictos bélicos más recientes (Bosnia, Irán-Irak, el Golfo) y como corresponsal en el Este de Europa y Oriente Medio. Esta gallega de San Cristóbal de Regodeigón (Ourense) lleva en las venas el veneno del periodismo, que ha reconocido sus méritos con premios de prestigio como el Cirilo Rodríguez y el Víctor de la Serna. Rodicio no se queda en los testimonios de sus crónicas y reportajes sino que trata de analizar a fondo las realidades de las que ha sido testigo en libros como La guerra sin frentes (1998), Acabar con el personaje (2005) y ahora El jardín del fin, un exhaustivo viaje a la historia, la cultura y los avatares políticos de Irán.

A pesar de haber sido una presencia importante en la cultura occidental (el Paraíso Terrenal, Las 1001 noches, Marco Polo, la ruta de la seda...) Irán es hoy un país prácticamente desconocido más allá de las noticias con las que casi a diario, desde la revolución jomeinista de 1979, informan los medios de comunicación. Se conocen sobre todo las peripecias políticas de aquella revolución religiosa, la guerra contra Irak de 1980-1988 y la amenaza para la paz mundial que suponen su influyente situación geoestratégica y sus ambiciones nucleares en una de las zonas más conflictivas del planeta. Ángela Rodicio, una de las periodistas que mejor conoce Irán, ha dejado en las páginas de este libro un testimonio de primera mano sobre la situación actual del país, al tiempo que realiza un recorrido por su historia, sus tradiciones, sus leyendas, sus costumbres, sus paisajes, sus museos, su ingente patrimonio cultural. La lectura de El jardín del fin nos muestra un deslumbrante mosaico histórico, artístico y social a través de la poliédrica mirada de una visitante que trata de cubrir los múltiples aspectos del país a través de su curiosidad insaciable.

El jardín de Fin, en las afueras de localidad de Kashan, es el nombre con el que se conoce el mejor conservado de todos los jardines persas de la antigüedad. Patrimonio Universal de la Unesco, el Jardín de Fin, según Ángela Rodicio, contiene la esencia de los principios y de los fines que siguen determinando el sentido histórico de Irán. Por eso es el nombre que Ángela Rodicio ha elegido para titular esta larga mirada sobre Irán desde sus orígenes milenarios hasta la actualidad.

Petróleo y gas

El petróleo y el gas han sustituido desde principios del siglo XX a la industria de las alfombras, los tapices y las telas impresas (ghlamkar), al caviar del Caspio y a las industrias artesanas... Estas nuevas riquezas naturales de Irán han estado desde entonces en los orígenes de sus grandes conflictos económicos y políticos, sobre todo a causa de la ambición de algunos países occidentales y también de Rusia. Rodicio sitúa los orígenes de los actuales problemas de Irán en la influencia que desde los primeros años del siglo XX han ejercido sobre el territorio y sus gentes las potencias coloniales de Rusia e Inglaterra, los primeros en aprovecharse de su riqueza petrolífera y sembrar en la población el tradicional resentimiento contra Londres y Moscú.

Desde entonces el país ha sufrido los embates de sucesivos regímenes dictatoriales que han oscilado entre los intentos de occidentalización amparados por Estados Unidos, y el integrismo religioso, identificados respectivamente con los periodos monárquicos de la dinastía de los shah Reza Pahlevi y los años convulsos que se viven desde la revolución de Jomeini. La periodista no se detiene en el análisis certero de esta situación a través de las observaciones, entrevistas y contactos con las gentes de los más diversos lugares y estratos del país sino que, simultáneamente, nos sumerge en la gran cultura de una zona castigada durante siglos, cuyas gentes mantienen intacto su orgullo y sus esperanzas a pesar de todas las persecuciones e invasiones coloniales padecidas a lo largo de su historia y de los despóticos regímenes internos que han sufrido y aún soportan.

Desde la manipulación de los resultados electorales de las elecciones de 2009, una marea revolucionaria de color verde (en la tradición islámica el verde es el color del Paraíso) intentó devolver al pueblo iraní, durante diez días que tuvieron en vilo al mundo, la dignidad arrebatada por el golpe de estado de Ahmadineyad. Aquella fue la primera primavera de los países árabes a pesar de su fracaso ante la desmesurada represión político-religiosa. Pero sirvió de germen a las que vinieron después. Y este libro analiza las claves para interpretarlas.