Hay determinadas sagas que están provocando para ser rescatadas. Le ocurrió a Tim Burton con Batman, y acertó; le ocurrió a Bryan Singer con Superman, y lo estropeó; y ahora Pete Travis (En el punto de mira) lo intenta con Dredd. Hagamos memoria juntos: la anterior producción, a manos de Danny Cannon, llevaba a Stallone incluido como protagonista. ¿Se acuerdan? En principio, todos creíamos que el musculado creador de Rocky era la opción perfecta para el papel: un policía-magistrado-verdugo que ¿impartía? justicia por las calles de la urbe postapocalíptica. Pues no. El filme fue un fiasco destinado a un estante de esos lugares que antes conocíamos como "videoclubes" y contenía algunos de los despropósitos más notables de la reciente historia del cine (estaría muy bien entre Street fighter, la película de Van Damme, o similares).

Parece que Pete Travis ha tomado muy buena nota de todos los fallos de su predecesor. Lo más inteligente de este Dredd 3D (merece la pena verla en estereoscopia) es que conoce perfectamente el presupuesto en el que se mueve y monta un capítulo piloto de lo que debería constituir una larga, larga saga. El juez (un ajustadísimo Karl Urban) y su nueva ayudante arriban a uno de los interminables edificios-ciudades-cárcel de su urbe futura para investigar unos asesinatos cuando, de pronto, se encuentran atrapados por la mayor traficante de drogas de la ciudad, Ma-Ma (Lena Headey), y sus secuaces. Con remedos de spaghetti-western, Dredd rueda sabiendo sus limitaciones y marca siempre los límites de lo que puede y no puede hacer. Y le queda un producto digno de acción B. Gracias a ese estupendo recurso cinematográfico que patrocina en el filme la nueva droga Slo-Mo, hay escenas estupendas: la muerte de unos traidores que caen al vacío o esa entrada a saco de los jueces en un piso franco, revelan que en los esquemas de Travis hay algo más que una simple película de acción.

Sin que sea una obra mayúscula (a ratos, cae en un feliz deslavazamiento), Dredd sí consigue trasladar la esencia del serial B a la pantalla (nos acordamos, por ejemplo, del arranque de saga que podría haber sido aquel notable El castigador, con Dolph Lundgren). ¿La prueba definitiva? Cuando termina, como buenos yonquis, notamos que, aparte de una cierta cara de tontos, no hemos tenido suficiente de las aventuras de este juez y su compañera.

Dredd

De Pete Travis. Con Karl Urban, Lena Headey.